La protesta de la plantilla de la ayuda a domicilio sube de nivel con un encierro en el Consistorio
Una decena de empleadas se colaron en la sala de prensa, donde tenían intención de pasar la noche pese a varias amenazas de desalojo
Jerez Actualizado:«Es una situación crítica, desesperada, y por eso tomamos medidas desesperadas». Encarni Barrios, la presidenta del comité de empresa de Acasa, la concesionaria de la ayuda a domicilio, dejaba ayer por la mañana claro que a ella y a sus compañeras les sobran los argumentos para la protesta de las trabajadoras de este servicio a las que se les deben ya dos mensualidades y la paga extra, y que ya ni siquiera pueden «alimentar a los hijos».
Por este motivo, y sobre todo porque la escalada de protestas que llevan protagonizando desde hace meses no ha surtido efecto, la plantilla de esta concesionaria dio ayer un paso más y decidió encerrarse de forma indefinida en el Ayuntamiento para pedir al gobierno presidido por María José García-Pelayo que «busque como sea el dinero para pagar nuestras nóminas, porque ésa es su obligación y porque no puede estar siempre con la excusa de que la culpa es de la Junta porque no llegan los fondos de la Ley de la Dependencia».
Alrededor de una decena de empleadas de Acasa, así como los líderes de CC OO, UGT y CGT en la ciudad, accedieron pasadas las 10.30 horas por diferentes vías al Consistorio y se encerraron en la sala de prensa, donde tenían intención permanecer «hasta que llegue el dinero o nos saque de aquí la Policía esposados». Anoche, al cierre de esta edición y pese a varias advertencias de desalojo, su encierro continuaba tras un día cargado de crispación e incluso de momentos de tensión con los agentes del orden que las custodiaban.
En un encuentro con los medios durante su encierro, la presidenta del comité apuntó que «aunque llegue ahora mismo el dinero de la Junta, los 597.000 euros que se ingresarían solo darían para abonar poco más de un mes a los empleados, y con eso y lo pequeños que son nuestros sueldos no levantamos cabeza». Por eso piden al ejecutivo del PP que busque fondos y tome medidas al respecto.
Por su parte, los representantes de las centrales sindicales expresaron la necesidad de que se regularice de una vez la situación de esta plantilla que, pese a los impagos, «sigue prestando el servicio a los usuarios, incluso costándoles el dinero porque están teniendo que pedir prestado para echar gasolina al coche para ir a trabajar», apuntó el líder de CC OO, José Manuel Trillo.
Mientras, el secretario de CGT y miembro del comité de empresa municipal, José García, lanzó un mensaje claro al Consistorio: «La plantilla del Ayuntamiento es responsable, y si hay que repartir dinero con estas trabajadoras que ya tienen dificultades hasta para alimentarse, pues en vez de 400 euros cobraremos 300 sin que haya ningún chantaje».
En cuanto al secretario comarcal de UGT, Pedro Alemán, advirtió de que «la actual concesionaria ya se está planteando dejar el servicio, y no habrá otra empresa que lo quiera gestionar, por lo que el Consistorio debe pensarse la posibilidad de hacerlo de forma directa».
A la hora de comer la puerta principal del Consistorio se cerró, pero a las espaldas del Ayuntamiento -y luego en la puerta principal- se fueron concentrando decenas de empleadas del servicio en apoyo a sus compañeras encerradas.
La tensión y la crispación fueron subiendo de nivel, y al filo de las cinco de la tarde la Policía Nacional se unió a la Local en el dispositivo que se instaló en la calle Letrados, desde donde las manifestantes pudieron hacer llegar alimentos a las encerradas pese a la prohibición de las fuerzas del orden. Horas después, hacia las once de la noche, solo se quedaron los agentes locales.
En el interior de la sala de prensa el enfado también aumentó, sobre todo cuando los agentes les comunicaran que tenían órdenes de no dejarles usar el cuarto de baño. Por ese motivo, las trabajadoras de Acasa, que no tenían intención de marcharse, empezaron a hacer sus necesidades en un cubo. «Dicen que si salimos al servicio ya no podemos entrar de nuevo».