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Talavante sin suerte

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La joven promesa mexicana Diego Silveti, en su segunda tarde como matador de toros en la Plaza México, alcanzó un triunfo de consagración, al cuajar a un estupendo toro de Los Encinos, al que le cortó las dos orejas y el rabo, este el 126 otorgado en el Monumental coso.

Silveti alternó con su compatriota Guillermo Capetillo y el español Alejandro Talavante, quienes por fallar con el acero escucharon aplausos.

Con casi un tercio de entrada, unos 12.000 espectadores, se lidiaron siete toros del hierro de Los Encinos, el último de regalo, bien presentados y fueron buenos el primero, segundo y estupendo el sexto con petición de indultó y vuelta al ruedo en el arrastre y vuelta del ganadero Eduardo Martínez Urquidi. El tercero, cuarto y quinto, deslucidos y el séptimo con poca fuerza.

Capetillo tuvo destellos de su peculiar personalidad en que abrió plaza, toro de gran clase, mató de estocada, escasa petición de oreja y saludos desde el tercio. Con el cuarto, que no fue bueno, no logró obtener la tarde anhelada. Mató mal, división de opiniones, con aviso.

Talavante, con el segundo, brilló a la altura de su jerarquía, otro buen toro bautizado con el nombre "Cantinflas" en honor del gran cómico mexicano Mario Moreno. Faena variada que caló mucho y con las orejas en la mano pinchó y todo quedó en saludos desde el tercio. El extremeño poco pudo hacer en el quinto, que pronto se orientó y terminó con peligro, ovación. Con el sobrero séptimo de regalo, se vino a menos al final por falta de fuerzas y nuevamente el de Badajoz fue aplaudido.

Silveti, con el tercero, soso y sin opciones, trató sin conseguir el objetivo por lo deslucido del astado. Mató de varios intentos y escuchó tibias palmas. Pero con "Charro Cantor", el sexto, la armó a lo grande. Diego empieza en la profesión por donde terminó su recordado padre David Silveti. Toreó con ritmo, templanza, sin oropel y fue la faena creciendo hasta enloquecer a los aficionados reunidos. Mató de estocada y fue premiado con las dos orejas y el rabo, vuelta al ruedo con el ganadero y, sobre todo, con el íntegro reconocimiento del público de que tiene todo para ser una gran figura del toreo