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Miles de manifestantes se concentraron ayer en la plaza Bolotnaya, en Moscú, para condenar el fraude en las últimas elecciones legislativas. :: REUTERS
MUNDO

Rusia se echa a la calle contra el pucherazo electoral

Miles de personas desafían al poder del Kremlin para reclamar la celebración de unos nuevos comicios

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
MOSCÚ.Actualizado:

Unas 150.000 personas salieron ayer a la calle en noventa localidades de Rusia para denunciar el pucherazo habido en las elecciones legislativas celebradas hace una semana. Esa cantidad de manifestantes era lo que una única fuerza política era capaz de movilizar solamente en Moscú en la época del presidente Borís Yeltsin. Sin embargo, tras lo sucedido ayer y pese a la modesta cifra, algo profundo ha cambiado en el país, algo se ha roto dentro del régimen de Vladímir Putin.

En la Plaza Bolótnaya de Moscú, situada a 300 metros del Kremlin y junto a la Embajada de la Unión Europea, se congregaron, según la Policía, 35.000 personas. Nunca se había superado ese número en una manifestación desde que Putin saltó a la primera fila en agosto de 1999. Ni siquiera en los actos patrióticos convocados por el propio Kremlin.

Pero en la Bolótnaya y en los alrededores, ya que no todo el mundo pudo acceder al meollo del mitin, había mucha más gente. Los organizadores, el movimiento Solidarnost (Solidaridad), insistían en que se reunieron unas 60.000 personas y la radio Eco de Moscú daba a conocer estimaciones que hablaban de hasta 110.000. Lo cierto es que la existencia de arbolado en la explanada hizo difícil calcular a ciencia cierta el número exacto de manifestantes.

En Moscú ayer no hizo demasiado frío para ser diciembre -en torno a los cero grados- y nevó un poco por la mañana, factor que ayudó a los convocantes. En San Petersburgo más de 10.000 ciudadanos llenaron la Plaza de los Pioneros y en Ekaterimburgo fueron 5.000. Hubo además casi un centenar de localidades por toda Rusia en donde la gente salió también a protestar contra el fraude electoral. «Fuera Putin» y «ladrones devolvednos las elecciones» fueron las consignas más gritadas por las miles de personas que ayer salieron a la calle en Rusia. Y eso que las autoridades trataron de reducir el máximo el poder de convocatoria de la oposición a base de intimidaciones, limitando el lugar y el tiempo de las concentraciones y poniendo todo tipo de obstáculos.

En la capital rusa, para llegar a la Plaza Bolótnaya había solamente cuatro puntos de entrada y había que pasar a través de detectores de metales. Todo lo demás estaba acotado por vallas metálicas y un cordón policial. Según los agentes, era para garantizar la seguridad de los reunidos, pero ralentizó el comienzo del acto y disuadió a muchos que no querían esperar en la cola. Capitaneados por el escritor Eduard Limónov, en la Plaza de la Revolución se manifestaron unos cuantos miles de activistas y allí sí hubo alguna carrera. Durante el mítin moscovita intervinieron el exministro Borís Nemtsov, uno de los líderes de Solidaridad, los dirigentes del partido liberal Yábloko, Grigori Yavlinski y Serguéi Mitrojin, el exdiputado Vladímir Rizhkov, el escritor Borís Akunin, el periodista Oleg Kashin, apaleado el año pasado por sus cáusticas críticas, y otros muchos rostros contrarios al régimen de Putin.

Cinco claves

Adoptaron una plataforma de cinco puntos: liberación de todos los presos políticos, anulación del resultado de las elecciones, dimisión del presidente de la Comisión Electoral Central, Vladímir Chúrov, investigación de todos los casos de falsificación de los resultados electorales, depurando las correspondientes responsabilidades y, por último, convocatoria de unos nuevos comicios auténticamente libres, democráticos y sin falsificaciones. Al final, los oradores dieron las gracias a las autoridades municipales por permitir la concentración y a la Policía por preservar el orden y evitar provocaciones.

Apenas se produjeron incidentes en el conjunto de las protestas llevadas a cabo a lo largo y ancho de Rusia. En Moscú no hubo ni siquiera detenciones. En San Petersburgo sí, pero fue debido a un puñado de ultras que se enfrentaron a los antidisturbios. En todo el país, según el ministerio del Interior, se produjeron 130 arrestos. Los OMON, las fuerzas especiales de la Policía, estuvieron muy presentes en todas las concentraciones y en abundante cantidad. En el dispositivo organizado en Moscú participaron 50.000 agentes, casi tanto como manifestantes. La Plaza Roja y la aledaña del Manezh fueron completamente cerradas.