Sociedad

Primer y último k.o. de Román

Un boxeador ruso muere tras permanecer tres días en coma por los golpes recibidos en una pelea que el árbitro debió parar en el segundo asalto

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El boxeo vuelve a cobrarse la vida de un deportista. En este caso, la desgracia ha tenido lugar en la ciudad rusa de Ekaterimburgo, donde ayer falleció un joven púgil, Román Simakov, de 27 años, debido a una hemorragia cerebral provocada en un combate celebrado el pasado lunes. El luchador se desplomó en el séptimo asalto tras una serie combinada de golpes de su contrincante, Serguéi Kovaliov, y desde entonces había permanecido ingresado en un hospital, donde le sometieron, sin éxito, a una operación de urgencia para salvarle la vida.

El malogrado boxeador ruso, natural de Siberiana, defendía ante Kovaliov el título de los pesados del Consejo Mundial de Boxeo (WBC) asiático. Su palmarés era envidiable: 22 combates, 19 victorias -nueve de ellas por k.o.-, un nulo... y una derrota, la del lunes, la primera y la última de su carrera.

Según los comentaristas rusos, ya en el segundo asalto pudo comprobarse que la pegada de Kovaliov era más certera y demoledora. Derribó a Simakov en el sexto, y para entonces la pelea estaba decantada. Pero a pesar de la evidente inferioridad del púgil de Kémerovo, el árbitro no la paró. En el séptimo round Simakov apenas se tenía en pie. Dos potentes impactos en el hígado y la cabeza acabaron con él en la lona. De ahí, al quirófano y a la unidad de cuidados intensivos. Su novia, Julia, dijo ayer que, según los médicos, el derrame cerebral se le declaró ya en el segundo asalto. «Era evidente que algo le pasaba. Su comportamiento nada tenía que ver con su forma habitual de boxear», aseguraron tras la pelea varios expertos.

Kovaliov, su rival, dice sentirse desolado. Ha pedido disculpas a los padres de Simakov y a Julia. «Lo estoy pasando muy mal. No sé si ahora tiene sentido continuar mi carrera deportiva», confesó. La Federación rusa de Boxeo y la Fiscalía local han abierto una investigación para determinar si el árbitro y los jueces actuaron con negligencia al no suspender el combate a tiempo.