Una colisión de lujo
Ocho Ferraris, un Lamborghini y dos Mercedes que iban en caravana quedan destrozados en un choque en Japón
MADRID.Actualizado:La factura de chapa y pintura puede ser multimillonaria. Ocho Ferraris, un Lamborghini y dos Mercedes quedaron para el arrastre el pasado domingo en la que puede ser la colisión en cadena más cara de todos los tiempos. El insólito accidente ocurrió en una autopista de la provincia japonesa de Yamaguchi, al sur del país. Una veintena de vehículos de lujo se digiría desde Kyushu a Hiroshima cuando el conductor que encabezaba el convoy perdió el control. El resto trató de evitarle y acabaron chocando entre sí, involucrando a un económico Toyota Prius. Resultado, diez heridos leves y 400 metros de autopista salpicados de chatarra rojo Ferrari.
Un testigo contó a la televisión nipona que alguno de los coches superaba los 160 kilómetros por hora en una vía con velocidad limitada a 80 (el Ferrari F430 alcanza los 320 kilómetros por hora). El firme mojado y los piques entre los participantes propiciaron el desastre. La sorprendida Policía tardó seis horas en restablecer el tráfico. El diario deportivo 'Sports Nippon' ya ha hecho un cálculo de las reparaciones: teniendo en cuenta que la mayoría de los vehículos siniestrados superan los 250.000 euros de precio, los daños superará los dos millones de euros.
La cosa podría tener su gracia de no haber puesto en peligro la vida del resto de conductores. Tan solo ha trascendido que el piloto que realizó el primer trompo es un empleado de sesenta años. En Japón, los superdeportivos no son patrimonio exclusivo de los magnates. Muchos conductores ahorran durante toda su vida para hacerse con un Ferrari F355, un Testarossa o un Lamborghini Diablo como los involucrados en el accidente. Nada que ver con los caprichos motorizados de millonarios como el actor Rowan Atkinson, alias Mister Bean, que el pasado agosto estampó contra un árbol su McLaren F1 valorado en 750.000 euros. En 2001 también destrozó un Aston Martin V8.
Un capricho extravagante
Las autoridades japonesas investigan si la lujosa procesión forma parte de una carrera como la Gumball 3000, el extravagante capricho que viene celebrándose desde hace más de una década en las carreteras europeas. En 2004, el actor Adrian Brody abonó sin rechistar la multa de los Mossos de Esquadra cuando su bólido quemó los radares de Tarragona.
En Holanda y Francia los agentes han llegado a incautarse de varios coches participantes en la Gumball después de arrestar a los conductores. La carrera de los millonarios a punto estuvo de no volver a celebrarse tras un accidente en 2007, cuando un Porsche 911 chocó en Macedonia contra un Golf ocupado por un matrimonio de jubilados que falleció en el acto. Volaba a 161 kilómetros por hora en una carretera secundaria.