Cambiar los Tratados alimenta el riesgo de una Europa a dos velocidades
BRUSELAS.Actualizado:Angela Merkel y Nicolas Sarkozy abrieron ayer un espinoso debate que podría salvar al euro, pero con la consagración de la Europa a dos velocidades. Su propuesta para reformar los tratados sin necesidad de que participen los Veintisiete deja en el aire un panorama incierto, con muchos socios recelosos ante el cada vez mayor distanciamiento del club de la moneda única. Reino Unido, respaldado por Suecia y República Checa, ya ha organizado reuniones paralelas de los diez países sin la divisa común para defender sus intereses. Desde dentro de la Eurozona, Irlanda ha alertado de que cualquier cambio en profundidad deberá someterlo a referéndum, lo que reaviva sonoros fracasos de la UE.
La propuesta de Merkel y Sarkozy llega apenas unos días después de una fecha emblemática para la Unión. El pasado jueves se cumplieron dos años de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el sucedáneo de la fallida Constitución Europea que los franceses tumbaron en las urnas. Ahora, los socios vuelven a embarcarse en un proceso similar, aunque quieren hacerlo de manera acelerada y probablemente sin el concurso de los Veintisiete. Estos días se citaba como ejemplo de una exitosa cooperación a menor escala el acuerdo de Schengen que regula la Europa sin fronteras. Puesto en marcha en 1995, integra a un total de 25 países, entre ellos tres extracomunitarios (Suiza, Noruega e Islandia).
Advertencia británica
Reino Unido, que tampoco forma parte de la Europa sin fronteras, lleva semanas alertando de que no ve motivo para modificar los tratados. David Cameron reiteró su punto de vista a Nicolas Sarkozy en un encuentro el pasado viernes. Según explicó, la Eurozona no necesita retocar la legislación europea para resolver su crisis. Presionado por el ala más euroescéptica de su partido, el líder 'tory' remarcó en París que si se ponen en marcha las modificaciones reforzarán «la protección de los intereses británicos». Es decir, que podrían reclamar a Bruselas la devolución de determinados poderes, especialmente para blindar la 'City' londinense.
Cameron, sin embargo, no solo se opone a una revisión de la normativa europea. En paralelo, rechaza que la Eurozona aumente su fortaleza y pueda tomar decisiones que indirectamente afecten a los que están fuera.