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Sanitarios curan la herida al detenido en el portal. Foto y vídeo / Luis Calabor | Vídeo: Europa Press
en vizcaya

El detenido por agredir a una niña fue condenado por violación

Mantuvo retenida a una menor de diez años en los trasteros hasta que unos vecinos le encontraron e inmovilizaron en el descansillo del portal

A. H. / F. A
LEIOAActualizado:

El hombre de 45 años detenido anoche en Leioa (Vizcaya) por la Ertzaintza, identificado como J. I, y que retuvo a una menor de diez años en los trasteros de un bloque de viviendas, tiene antecedentes penales por violencia de género y violación, y ha sido acusado de un delito de agresión sexual.

Según ha informado Interior, la intención del detenido, del que consta que ingresó en prisión en 1993 y cumplió un año de condena por violación, era agredir sexualmente a la pequeña. El detenido, que continúa en dependencias policiales y aún no ha comparecido ante el juez, cuenta en su historial policial, además, con varias denuncias por amenazas de muerte.

Vecinos de los padres de la menor interceptaron al sospechoso cuando bajaba por las escaleras, le redujeron pese a que llevaba un cuchillo en la mano y le mantuvieron allí hasta que llegaron la Policía Municipal y la Ertzaintza.

El suceso se produjo alrededor de las siete de la tarde en la plaza Errekalde de Leioa, junto al centro cívico, una zona tranquila muy frecuentada por niños. La pequeña y sus padres pasaban la tarde en un txoko de su propiedad con unos amigos. A media tarde, la niña fue a casa a por nocilla para que su madre le preparara la merienda. Cuando salió del local, separado «tres pasos», unos diez metros, del portal, desapareció misteriosamente, explicaban ayer testigos del incidente. Los padres empezaron a preocuparse cuando pasaba el tiempo y la niña no acababa de bajar.

Al cabo de veinte minutos, ellos y sus allegados comenzaron a buscarla por la plaza y hasta por la zona del río. Como la cría seguía sin aparecer, los progenitores, angustiados, decidieron llamar a la Policía. Para entonces, había pasado más de una hora desde la desaparición. Algunas vecinas subieron por el portal hasta los trasteros y allí, en el pasillo, creyeron ver una prenda de la niña y algo que se movía. Se asustaron y corrieron a avisar a los padres de la pequeña.

Herida en el tórax

Otros tres vecinos volvieron a subir por las escaleras y en el descansillo del segundo piso se encontraron a un individuo armado con un cuchillo de cocina. El sujeto intentó agredirles mientras les decía: «Dejadme, dejadme». Los tres forcejearon con él para arrebatarle el arma blanca y le tiraron al suelo, momento en que el individuo sufrió una herida en el tórax con su propio cuchillo. Los vecinos le mantuvieron retenido hasta que llegaron agentes de la Policía Municipal de Leioa y de la Ertzaintza. «Al ver a la Policía decía que le queríamos robar, y luego que solo había venido a robar», explicó uno de los testigos.

Mientras, unas vecinas subieron a por la niña y se hicieron cargo de ella. En aparente buen estado, sin golpes o heridas, la menor estaba muy asustada. Según le dijo después a su madre, el individuo la había abordado cuando abría la puerta del portal con sus llaves. La metió dentro y le obligó a subir hasta los trasteros, donde la mantuvo retenida y le tapó la boca cuando aparecieron las vecinas.

Protocolo judicial forense

Al reencontrarse con su hija, los padres rompieron a llorar. La pequeña fue trasladada al hospital de Basurto para someterla a una exploración más exhaustiva y determinar qué ocurrió durante el tiempo que el individuo la mantuvo retenida en la planta superior. El hospital bilbaíno activó un protocolo judicial y forense para comprobar si la menor había sufrido algún tipo de agresión.

Sanitarios de una ambulancia de Cruz Roja ofrecieron a su presunto raptor los primeros auxilios en el mismo portal. El hombre fue detenido por la Ertzaintza y conducido al hospital de Cruces para que le curaran la herida de arma blanca que presentaba en el tórax. La Policía ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido, según afirmó un portavoz del Departamento de Interior.

Cuando los policías le sacaron del edificio, con la cabeza tapada por una chaqueta, medio centenar de vecinos que se arremolinaban en la plaza comenzaron a increparle y a gritar: «¡Queremos verle la cara!, ¿por qué le tapáis?».

Alrededor de las nueve de la noche, cuando ya los ánimos se habían calmado un poco, llegaron agentes de Atestados de la Ertzaintza para inspeccionar el lugar donde se habían producido los hechos en busca de evidencias.

Tras el suceso, padres con sus hijos se concentraron en la plaza en la que se ubican dos txokos. «Esta es una zona tranquila, por eso vinimos aquí, dejamos a los niños sueltos en la plaza porque pensamos que están seguros y a veces les vigilamos desde casa, y ahora pasa esto...», lamentaba un padre, preocupado por que un episodio similar pueda volver a repetirse. Todos se preguntaban por la identidad del detenido. Quienes le vieron la cara aseguraban que no era ningún vecino de la plaza, aunque no descartaban que fuera de Leioa. En los corrillos se comentaba que a lo largo de la tarde se había visto merodear a un «tipo raro» que había ido a pedir unas entradas a la cercana Kultur etxea.