El Amor y la Piedad renuevan dirigentes

Las cofradías siguen renovando los cargos en un año plagado de elecciones, aunque en esta ocasión ha sido más una confirmación que una renovación, ya que tanto la hermandad del Cristo del Amor como la de la Piedad han confirmado como máximos dirigentes de sus cofradías a los que hasta ahora ocupaban el puesto, Juan Verdugo y Domingo Díaz Barberá. Estas dos cofradías se suman a otras hermandades que han tenido este año la oportunidad de decidir el rumbo que deben tomar las corporaciones, así como al propio consejo de hermandades y cofradías, que celebró elecciones el pasado mes de octubre. Sin embargo, la situación de ambas hermandades es bien distinto, y eso ha quedado reflejado en los resultados.

Juan Verdugo ha arrasado en las elecciones del Cristo del Amor. sin oposición en las urnas, su gestión al frente de la hermandad del Martes Santo ha sido respaldada por una amplia mayoría de sus hermanos, que han superado, y con creces, el quórum necesario para este tipo de cabildos según la normativa diocesana. Se abre pues un período de continuidad en la hermandad del Amor, que tendrá como grandes objetivos consolidar el cortejo de hermanos de la cofradía, la terminación del paso del Cautivo, la organización del viacrucis de la Unión de Hermandades la próxima cuaresma y la confección de un paso de palio para la Virgen de los Remedios, sin duda, el gran anhelo de la cofradía.

Distinto es el caso de Domingo Díaz Barberá en la hermandad de la Piedad. En unas reñidas elecciones, los hermanos del Viernes Santo han renovado su confianza en el proyecto del candidato, pero con un escaso margen frente al otro candidato, Francisco Javier Saborido. Concretamente fueron 97 votos a favor del hermano mayor de la cofradía, frente a los 67 que sumó el aspirante, lo que refleja la división actual de la cofradía de la Piedad. Mucho tendrá que trabajar Domingo Díaz para recuperar la unidad en una corporación que sueña con salir el Sábado Santo, una jornada condenada al ostracismo cofrade por la decisión del prelado de la ciudad de no permitir cofradías en esa jornada.