Merkozy y el Titanic europeo
La canciller alemana y el presidente francés tratan de llegar a un acuerdo ante la cumbre del día 9 que salve a la UE del desastre
MADRID Actualizado: GuardarNicolas Sarkozy y Angela Merkel ya han enseñado sus cartas ante la próxima y decisiva cumbre europea. El mandatario francés lo hizo con un gran aparato retórico y escénico en su ciudad fetiche del Toulon, en el sur de Francia ante 5.000 personas y militantes, mientras la dirigente alemana volvió a leer su 'catecismo' de disciplina económica ante el Bundestag. Ambos se reunirán el lunes para cerrar el acuerdo que presentarán en el Consejo Europeo que se celebrará el 9 de diciembre.
Todos reconocen la gravedad del momento, incluido el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, quien considera que "no hay otra alternativa". El tiempo está a punto de agotarse y una reedición de los fracasos de las cumbres europeas anteriores del 21 de julio y del 23 y 26 de octubre puede suponer el principio del fin de la Europa del euro.
Los compartimentos estancos del Titanic europeo que mantenían el buque a flote tras la brecha abierta por el impacto de la crisis financiera de 2008 se van anegando. Irlanda, Grecia, Portugal ya cedieron, España e Italia se encuentran con el agua al cuello y Bélgica, Francia o Austria ven la amenaza en los tobillos. Incluso la propia Alemania siente el peligro tras no poder completamente una emisión de bonos. El lastre de la deuda es cada vez más pesado y si se hunde el euro habrá consecuencias dramáticas para todos. Se necesita un golpe de timón inmediato que frene la voracidad de los mercados y calme las tensiones.
Margen de recuperación
Sin embargo, las señales que llegan no son muy tranquilizadoras. Merkel va a insistir en su conocida tesis de rigor y austeridad que se traduce en establecer normas fiscales comunes y establecer sanciones para aquellos miembros que violen los objetivos presupuestarios de la zona. Es indudable que urge una mayor coordinación fiscal y equilibrar los presupuestos en la UE, pero esa adecuada medicina requiere una nueva legislación y quizá una reforma de los tratados que pueden llegar cuando el enfermo esté ya muerto. Los países en peligro, como es el caso de España, necesitan, además de ahorrar, un margen financiero para recuperarse. Alemania se ha ido resistiendo a los parches que se han ido poniendo a la crisis para evitar el desastre definitivo: la ayuda a Grecia con un fondo de rescate, su ampliación posterior y la recapitalización de los bancos. Así se ha ido achicando agua, pero sin reflotar una nave que se sigue hundiendo.
Merkel va a la cumbre europea con el palo y la zanahoria: exigencia de un mayor control de las cuentas de los Estados encaminado hacia una unión fiscal a cambio de que el BCE abra algo el grifo y alivie los problemas de deuda pública y liquidez a los bancos. La cuestión, como en ocasiones anteriores, es si esta mezcla a la alemana con Francia de comparsa convencerá a los mercados y frenará su acoso. La diferencia es que ahora la situación es límite y las medidas deben ser de efecto inmediato.