El caso Marta, visto para sentencia
La sentencia deberá poner luz a la ceremonia de la confusión de los acusados por sus pistas falsas y variables confesiones El tribunal se enfrenta al reto de hacer justicia sin el cuerpo del delito como principal prueba
SEVILLA. Actualizado: GuardarEl tribunal del juicio por el presunto asesinato y violación de Marta del Castillo tiene ante sí un trabajo complejo para deliberar sobre un caso que no solo ha llenado cientos de páginas de la prensa y horas de la televisión y la radio nacionales, sino también del proceso. Más de 6.000 folios, 194 pruebas periciales e infinidad de declaraciones comportan lo visto en el juicio sobre la muerte y desaparición de la joven sevillana ocurrida entre la tarde del día 24 y la madrugada del día 25. Pero la gran dificultad no es lo abultado del sumario. El tribunal, formado por su presidente, Javier González Fernández, el ponente, Juan Romeo Laguna, y Esperanza Jiménez Mantecón, deberá hacer justicia enfrentándose al reto que marca la particular paradoja de este caso: la asunción de un crimen por parte del homicida confeso, Miguel Carcaño, pero sin el cadáver de la víctima como principal prueba. Esta ausencia ha marcado el juicio y probablemente marque la sentencia.
Lo fue en la absolución de 'el Cuco' del delito de violación y asesinato en otro juicio anterior, y que ahora puede pesar contra la tesis de la acusación de que Miguel y el menor agredieron sexualmente a Marta y después la asesinaron.
Con estas dificultades el tribunal tendrá que decidir qué pena imponer al principal acusado, Miguel Carcaño Delgado, de 21 años, al que los psicólogos describieron en el juicio como antisocial, egocéntrico y manipulador.
La sentencia deberá poner luz a la ceremonia de la confusión en que todos los acusados han convertido este caso, desde la instrucción hasta la vista oral, por sus variables confesiones y pistas falsas sobre el paradero de Marta. Una artimaña que dificulta precisar el marco temporal de lo que ocurrió la tarde y noche del 24 y la madrugada del 25 de enero de 2009. En el encaje de las horas se sustentan las coartadas de los tres acusados de colaborar con Miguel: Samuel, Javier y María.
Lo único claro de aquel día es que Marta salió de su casa a las 17.30 horas, que nunca volvió y que Miguel la mató en su piso de León XIII. ¿Cómo?, ¿Cuándo? ¿Porqué? ¿Con ayuda de quién? Todo son preguntas con múltiples respuestas en el juicio y que ahora el ponente del tribunal deberá elegir de todas ellas en una sentencia que no se espera para antes de Navidad.