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EL CONSULTORIO

LA GRIPE

La enfermedad, tan común en estas fechas, repercute en el sistema socioeconómico

DOMINICA GUARDIA
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Quién, en estos días, no conoce a alguien que esté resfriado o incluso esté sufriendo en persona los síntomas de la gripe o de alguna otra infección de las vías respiratorias. Según las estadísticas recogidas por la Organización Mundial de la Salud, y aunque los índices de prevalencia pueden variar cada año en función de la cantidad de personas que se hayan vacunado y de la agresividad del tipo de virus que se transmita cada temporada, en general puede decirse que, cada otoño-invierno: -un 15% de la población adulta, -un 35% de los niños en edad pre-escolar, -un 30% de los escolares -y hasta un 50% de los niños que acuden a guarderías padecerán la gripe.

El frío favorece la difusión del virus, por lo que en los países del hemisferio norte la temporada de gripe comienza alrededor del mes de noviembre y continúa hasta la primavera, alcanzando su pico más alto entre enero y marzo. Se desconoce con exactitud por qué precisamente las epidemias se presentan en esta época del año, aunque sí parece comprobado que el virus se propaga con mayor velocidad a temperaturas inferiores a los cinco grados. Asimismo, se barajan otros motivos como principales causantes del rápido contagio. Por un lado, cuando hace frío, hay un mayor contacto interpersonal, ya que se tiende a permanecer durante más tiempo en habitaciones cerradas. Por otra parte, parece ser que en verano, cuando el ambiente es más seco, hay una menor expulsión de mocos, por lo que se dificulta la transmisión en gotitas al toser o estornudar.

Varios son los posibles mecanismos de contagio. Cuando una persona tose o estornuda, salen de su boca y nariz pequeñas gotitas de saliva o secreciones nasales que pueden ser inhaladas por otras personas. También es posible que, si el paciente tose o estornuda sobre su mano, pueda transmitir la enfermedad por contacto mano con mano. De forma menos habitual, puede ocurrir que la persona afectada de gripe contamine superficies como pomos, teléfonos, interruptores de luz. y otras personas se contagien al tocarlos con las manos y frotarse a continuación la boca o la nariz. El virus de la gripe puede mantener su capacidad infectante hasta 24-48 horas sobre superficies porosas como acero inoxidable o plástico y hasta 12 horas sobre prendas como ropa o pañuelos de papel.

Otro dato preocupante para las autoridades sanitarias es que, por término medio, se estima que cada persona infectada de gripe contagiará a otras dos. Las personas enfermas son capaces de transmitir los virus gripales desde un día antes del comienzo de los síntomas hasta siete días después de que se manifieste la enfermedad y en el caso de los niños, además, la cantidad de virus que liberan es mucho mayor que los adultos.

A partir de todos estos datos, desde el punto de vista socio-económico, la gripe representa una importante carga económica para el sistema productivo, no sólo por los gastos sanitarios derivados de su tratamiento, sino por la importante pérdida de horas productivas y escolares. La mayor parte de este impacto social se deja sentir especialmente en los hogares con niños. La media de días de ausencia escolar por culpa de la gripe ronda los cuatro días por cada estudiante enfermo. En el 15% de estos casos, la enfermedad de los hijos acabará afectando a la jornada laboral de alguno de sus progenitores, ya que deberá ausentarse del trabajo para cuidarle.

Pero además, es la causa de entre un 10 y 12% de las bajas por enfermedad entre la población activa. Según la media, cada trabajador que llega a coger una baja médica por culpa de la gripe falta cinco días a su puesto de trabajo. Por último, según la encuesta 'Los hábitos de los españoles ante la gripe estacional', en los últimos tres años, hasta un 51% de las personas encuestadas ha faltado algún día a su trabajo como consecuencia de la enfermedad.

Traducido en términos económicos y según el estudio 'Impacto económico de la gripe en el ámbito laboral', el cómputo de las pérdidas por la ausencia laboral, tanto por los trabajadores afectados por la gripe como por aquellos que deben quedarse a cuidar a sus hijos enfermos, supone un coste de 348 euros por enfermo.

Dominica Guardia es periodista especializada en salud