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Por la gloria del deporte
Catar, en la última década, se ha hecho especialista en candidaturas y compra de clubes en el campo deportivo
MADRID Actualizado: GuardarEs una de las naciones más ricas del mundo gracias a su gas y su petróleo pero ahora aspira a ser la capital del deporte global. Catar, emirato situado en el oeste del golfo Pérsico con apenas 11.000 kilómetros cuadrados y una población autóctona de menos de 500.000 habitantes, decidió hace unos años adelantarse a las potencias clásicas de Occidente y dar el salto internacional para convertirse en la meca del deporte.
Con la crisis económica y financiera que ha provocado una crisis de deuda en países occidentales que no alcanzan a financiar sus endeudadas finanzas públicas, Catar ha afrontado en los últimos 20 años una transformación radical a nivel económico y social que ha sorprendido al mundo. En la última década se ha hecho especialista en candidaturas y compra de clubes en el campo deportivo. Otros países con mayor tradición le acusan de actitud mercantil pero eso no le preocupa en absoluto al emir Hamad bin Khalifa Al Thani, quien a mediados de los noventa decidió hacer de su patria algo más que una simple nación extractora de crudo.
Organizará el Campeonato del Mundo de Balonmano en 2015, el Mundial de fútbol en 2022, ha expresado su interés en ser sede de la salida del Tour de Francia en 2016, presentó su candidatura para albergar los Mundiales de Atletismo en 2017, adjudicados a Londres, y sueña con que el COI conceda a Doha los Juegos Olímpicos de 2020. «Todo es posible» es su lema. En 2006 comenzaron su verdadera conquista con los Juegos Asiáticos, demostrando su capacidad para organizar acontecimientos internacionales, y a inicios de este año se disputó la Copa Asiática ganada por Japón.
Además en el pequeño estado se disputa cada año una reunión de atletismo, un torneo ATP de tenis, una carrera del Mundial de motociclismo y otra de Fórmula Uno. Un deseo aparentemente insaciable de organizar eventos deportivos internacionales que logra gracias al desarrollo económico impulsado por el príncipe heredero y que se ha visto reforzado por el patrocinio de múltiples eventos e instituciones deportivas. Qatar Airways fue la aerolínea oficial del Tour de Francia durante este año y un grupo de inversión qatarí a principios de año compró el 70% de las acciones del Paris St. Germain de fútbol por una cantidad de dinero que no ha sido pública. Además, la cadena Al Jazeera, con sede en Doha, compró los derechos de televisión de la Ligue francesa durante cuatro temporadas. La compañía pagó 90 millones de euros al año por los derechos para transmitir en directo dos partidos por semana y por otros derechos asociados entre 2012 y 2016.
La familia Al-Thani ha erigido el deporte, junto a la educación, en la piedra angular del desarrollo de un país que fue colonia británica en los años 70, al punto de que actualmente el presupuesto catarí de deportes es equivalente a la mitad del de Francia, 50 veces con más población. Crearon un parque olímpico en Doha, el Aspire Zone, algo así como una ciudad dentro de la ciudad, que alberga un centro de formación, una clínica del deporte y, con el apoyo financiero son candidatos a todas las competiciones deportivas que existen en la actualidad.
En la actualidad, muchos dirigentes acuden al Comité Olímpico Catarí, en Doha, para vender eventos o pedir patrocinio. Para los clubes, las federaciones, los deportistas, los campeonatos o los países en crisis, Catar es un recurso inesperado.
Las cifras intimidan: hay cerca de 240 grandes proyectos de infraestructura, industria, educación o deporte previstos o ya en marcha. El volumen ronda los 960.000 riyales qataríes, unos 186.000 millones de euros.