Mensaje inequívoco
La sociedad española rechaza de forma rotunda el indulto o la amnistía de terroristas
Actualizado:La encuesta realizada por el CIS en torno a la declaración de cese definitivo de su actividad terrorista por parte de ETA permite extraer tres conclusiones: que la sociedad española no percibe el problema del terrorismo como una amenaza acuciante ni mucho menos, que se muestra desconfiada y cauta ante los anuncios de ETA y que traza una línea roja en cuanto a la indulgencia de la que sus activistas pudieran beneficiarse a cambio del abandono final de las armas. A lo largo de los últimos años, y a través de los sucesivos barómetros del CIS y de otros sondeos sociológicos, ha quedado patente que el paulatino declive de la banda terrorista y su progresiva inactividad la iban relegando de las primeras inquietudes de los españoles. En esta última encuesta aparece muy detrás del paro y de los problemas económicos hasta ocupar el puesto doce de las preocupaciones de los entrevistados. Preguntados estos por lo que sintieron al conocer el comunicado de ETA, un 57,5% dice haber reaccionado en primera instancia con alegría o con esperanza. Un porcentaje idéntico al que dos preguntas después considera poco o nada probable que tras dicho comunicado el terrorismo desaparezca definitivamente en el País vasco. Tan paradójicas respuestas -cuando en el primer caso quienes dicen haber sentido preocupación alcanzan solo un 8% y quienes en el segundo consideran muy o bastante probable la desaparición del terrorismo llega al 34,7%- son probablemente reflejo de la resistencia social a conceder credibilidad a la palabra de ETA frente a la extendida convicción de que el final de su andadura es un destino ya ineludible para los terroristas. En este sentido resulta más significativa la postura ciudadana que la encuesta recoge en relación a aquellos beneficios a los que hipotéticamente pudieran acceder los etarras tras poner fin a su actividad violenta. Los entrevistados se muestran abiertos en un porcentaje sumamente reducido a la aplicación de beneficios penitenciarios ordinarios y radicalmente contrarios tanto a la amnistía como a los indultos individuales. Un mensaje inequívoco tanto para las instituciones como, sobre todo, para los activistas de ETA y los miembros de la izquierda abertzale que, junto a su éxito electoral, vienen dando por descontada la pronta liberación de los etarras presos.