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Jornada de desalojos en el MOPU
Las afectadas tuvieron que abandonar los pisos ocupados en la plaza Teresa de Jesús, una zona con multitud de viviendas vacías. Dos vecinas entregan voluntariamente las llaves de sus casas para evitar el desahucio a la fuerza
Jerez Actualizado: GuardarLa plaza Teresa de Jesús, en pleno MOPU, parece haber sido tocada por la desgracia. Solo en la jornada de ayer se produjeron dos desalojos voluntarios, aunque uno de los casos estuvo cerca de acabar en desahucio forzoso. La cantidad de pisos vacíos de la zona y la crisis económica que golpea con especial fuerza a esta populosa barriada de la Zona Sur de Jerez provoca que estampas como las de ayer se hayan vuelto desgraciadamente muy habituales en los últimos meses.
El primer desalojo se produjo ayer a las 11 de la mañana en el bloque ocho. Tamara López, acompañada de la presidenta de la asociación de vecinos de La Constitución, Inés Castilla, entregaba su llave voluntariamente a la beneficiaria de este piso propiedad de la EPSA (Empresa Pública de Suelo de Andalucía) de la Junta. Su caso no es especialmente dramático, pues los servicios sociales del Ayuntamiento la han alojado en otra vivienda. «Me metí aquí de 'okupa' y he salido en un montón de programas de la televisión», reconoce sin ambages. '21 días' o 'Callejeros' son algunos de los programas que han dado testimonio de las peripecias de esta madre a la que la vida ha dado una de cal y otra de arena.
«Me han buscado una vivienda provisional, me van a hacer un contrato en un restaurante en el que he entrado a trabajar y mi novio, que estaba en prisión, obtiene la libertad. Aunque él ya tenía el tercer grado y tras tanto tiempo esperándolo me gustaría vivir con él». Esa será la espinita, pues su pareja se tendrá que ir a vivir, de momento, con su familia.
Tamara López tiene 24 años y su hijo ocho y está contenta porque las alegrías superan a las penas. Emocionada como la presidenta de la asociación de vecinos, Inés Castilla, que la conoció «en la puerta del Ayuntamiento cuando estaba de okupa; le dije que no se preocupara, que le iba a solucionar el problema».
Inés movió Roma con Santiago. Llamó a la puerta de Urbanismo, habló con Antonio Saldaña y con Isabel Paredes, delegada de Bienestar Social. Al final, ha logrado una solución provisional para esta vecina de la barriada.
Declaración de guerra
Quien lo tiene más crudo es Esperanza Romero, la otra cara de la moneda. Más bien la cruz. Lo suyo podía haber acabado en desahucio forzoso, con Policía de por medio. Aunque los vecinos se agolparon junto a ella para arroparla y hacer una declaración de guerra a la Junta, propietaria de las viviendas vacías que tan comúnmente son ocupadas, decidió quitarse de problemas y entregar voluntariamente las llaves de su vivienda. Eso sí, con lágrimas en los ojos.
El bloque tres de la misma plaza, también en el MOPU, fue el escenario de esta dramática situación. «Tendré que volver con mis padres, con mi madre inválida, a la que cuido», señala ella misma. «No me voy a ir debajo de un puente», argumenta. «Guerra», gritan los vecinos sin atender a razones.
Esperanza, de 28 años, tiene en la Ley de Dependencia prácticamente su única fuente de recursos y dos hijos a los que mantener. No entiende por qué la echan a ella, ya que «aquí hay siete pisos ocupados, y vacíos son 14; yo he llegado la última, pero parece que voy a ser la primera en salir».
Pero no todo eran desgracias ayer. Teresa Lebrón, trabajadora de la concesionaria del servicio de ayuda a domicilio, Acasa, recibió la llave de esa vivienda. En su día, «me dejaron en la calle con mis tres hijos». Ahora le han facilitado la que ocupaba Esperanza.
A lo que no escapa es a los reiterados retrasos en los pagos a las trabajadoras de Acasa. «Llevo dos meses en total sin cobrar». Así que Teresa sobrevive como puede. Además, «estoy contenta, porque a la semana de mi desahucio me han facilitado una casa». También tiene una espinita clavada: «Me da lástima de la vecina que se ha quedado sin casa».