Felipe III y Margarita 'cabalgan' con nueva luz
Las dos obras ecuestres realizadas por Velázquez vuelven a colgar de las ardes del Prado después de dos años de restauración
MADRIDActualizado:La restauración de una pintura no consiste solo en devolver todo el esplendor a una obra. El nudo gordiano de estos reparadores es saber cómo hacerlo. Porque ninguna obra es igual a otra ni se puede tratar de una forma estándar. Este milimétrico trabajo tiene mucho de mirar, analizar y esperar. De abandonar la obra durante unos días para volver a mirar, debatir, reanalizar y trabajar muy, pero que muy despacio. Esa ha sido la fórmula usada por Rosa Dávila y el equipo de conservación del museo del Prado que ha devuelto a su estado original dos de las grandes obras, sobre todo por su tamaño, de Velázquez: 'Felipe III, a caballo' y 'Margarita de Austria'. Los retratos ecuestres vuelven a ocupar su sitio frente a 'Las Meninas' en la sala 12 de la pinacoteca madrileña desde este viernes.
Los dos cuadros fueron realizados por el artista sevillano y sus colaboradores para el Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro como parte de una serie en la que también se incluían otros conocidos retratos ecuestres como los de Felipe IV, el infante Baltasar Carlos o Isabel de Borbón. "Estas obras subrayaban la idea de continuidad dinástica", comentó durante la presentación Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura Española. Las pinturas fueron mutadas por culpa del Palacio Real.
La nueva construcción de los reyes necesitaba decoración y se recurrió a los cuadros que estaban en el antiguo Salón de Reinos. Pero había un problema. Los dos cuadros de Velázquez eran de diferentes tamaño, con lo que se tomó la decisión de incluir dos bandas laterales de 50 centímetros a la izquierda y a la derecha para adecuar sus tamaños a los de sus hermanos en la serie.
La incorporación de estas dos bandas, ahora retiradas, afectó mucho a la lectura de las dos obras, sobre todo 'Felipe III, a caballo'. "Tenía una faceta vertical, ya que el pintor había optado por una composición en escorzo, y paso a ser apaisadas", comentó Portús. La opción original optada por Velázquez daba a la obra una imagen llena de vigor y dinamismo, a los que contribuía también el luminoso cielo. En el caso de 'Margarita de Austria, a caballo', los añadidos también tenían consecuencias para la lectura del cuadro, aunque no tan acusadas. Por un parte, restaban protagonismo al prodigioso caballo; y por otra, alteraban el paisaje, pues lo que en el original son montañas en la lejanía, con los añadidos se convirtieron en colinas de las que nacían vaguadas.
Barniz y luz
La restauración dirigida por Rosa Dávila se centró en dos aspectos: quitar estas dos franjas de los cuadros y recuperar los valores originales de las obras, muy afectadas por la acumulación de suciedad y la alteración del barniz. Estas habían variado las relaciones cromáticas de cada pintura, amortiguando los contrastes y creando un 'velo' que le quitaba luz a la composición. "La obra estaba realizada en tonos muy brillantes. Además, teníamos el problema de que eran dos los autores", reconoció Dávila, quien añadió que la restauración no tiene sentido "si no se tiene en cuenta la conservación". Cuando se descolgó el cuadro, una de las primeras misiones fue encontrar el punto de unión entre el cuadro realizado por Velázquez y el anexo. Como los cuadro estaban forrados a la gacha, se pudieron despegar sin problemas los dos lados sobrantes y ser colocados en el reverso del cuadro. "Estamos seguros que hemos dejado los cuadros en su tamaño original", comentó.
Por otra parte, el museo del Prado también presentó la restauración de 'Ariadna dormida', una de las esculturas más conocidas y de la sala 74 donde está expuesta, también llamada la Rotonda de Ariadna. Esta obra fue creada en la época del emperador Marco Antonio (siglo II a. C.).
Ariadna aparece tumbada, donde Teseo la acaba de abandonar, y es descubierta por Dionisio, que se enamora de ella. La escultura procede de la colección de Cristina de Suecia y fue restaurada hacia 1670 por alumnos de Gianlorenzo Bernini. Se añadieron gran parte de los dos brazos, nariz, barbilla, un pie y otros fragmentos. Ahora, la intervención realizada por Sonia Tortajada (con la colaboración de María José Salas Garrido) se ha centrado la reintegración y la limpieza de toda la superficie para eliminar los depósitos de partículas solidas y recubrimientos y la colocación de un palé de acero inoxidable que sirve de soporte para su manipulación y montaje. Además, la renovación arquitectónica de la sala va a permitir una mejor visita y que las obras expuestas ganen en atractivo para los turistas.