Conflicto aeronáutico
El estado del sector debe mover a la reflexión a los impulsores de una huelga en Navidad
Actualizado: GuardarEl sector aéreo, que se ha sometido en los últimos años a una profunda reconversión, no es evidentemente inmune a la crisis, y últimamente está sumiéndose en una conflictividad creciente, que esta vez no es responsabilidad de los controladores aéreos. Cuando va a cumplirse un año de la huelga salvaje que amargó las vacaciones de cientos de miles de ciudadanos que se disponían a disfrutar de un puente de diciembre, llega la amenaza de una huelga de pilotos de Iberia, que podría producirse en el entorno de la Navidad. Los pilotos, que hoy adoptarán una decisión definitiva sobre el paro, presionan teóricamente para conseguir la firma de un convenio colectivo (el sindicato Sepla ha saludado la propuesta de Iberia para que dos mediadores ajenos a la empresa presidan la mesa negociadora) pero en el fondo su irritación proviene del proyecto de la compañía de crear una nueva línea aérea 'low cost', Iberia Express, con trabajadores de nueva contratación y bajo salario, para el tráfico de corto y medio recorrido, deficitario en la actualidad, que comenzará a operar en abril de 2012. A juicio de los pilotos, esta iniciativa favorecería la estrategia de British Airways, asociada a Iberia, pero no a la compañía española. La empresa califica de chantaje la presión sindical, ya que en esta ocasión la huelga no persigue mejoras laborales sino que se dirige contra la creación de una nueva sociedad por parte de Iberia, que a su vez está dispuesta a garantizar todos los derechos adquiridos por sus trabajadores actuales. Este conflicto, que podría perturbar de nuevo las vacaciones de muchos ciudadanos -sigue sin resolverse la desproporción del derecho de huelga en algunos colectivos-, tiene lugar en un momento en que el sector aéreo acusa el golpe del ciclo económico recesivo: en España, los pilotos de Air Europa mantienen desde hace semanas una huelga intermitente, temerosos de la estabilidad de su empresa. Y ayer, las acciones de la tercera mayor aerolínea de Estados Unidos, American Airlines, se desplomaban casi el 80% en la Bolsa de Nueva York después de haberse declarado en suspensión de pagos para poder reestructurar su abultada deuda y reducir sus costes. Esta evidencia debería mover a la prudencia a los empleados de Iberia, que al fin y al cabo está buscando soluciones imaginativas a la caída general del negocio.