Irán responde con ira al veto de Londres
Seguidores radicales del régimen persa asaltan la embajada británica en Teherán tras rebajar el régimen el nivel de las relaciones diplomáticas con Reino Unido
Actualizado:El Parlamento anuncia y la calle ejecuta. Los deseos de los parlamentarios iraníes son órdenes para los seguidores más radicales del régimen islámico, que, 24 horas después de la aprobación de la rebaja del nivel de relaciones diplomáticas con Reino Unido y la expulsión del embajador en un plazo dos semanas, asaltaron la legación británica en pleno centro de la capital persa. Londres decidió sumarse a las sanciones económicas contra Teherán tras la publicación del último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y el régimen le respondió a palos.
A las dos de la tarde una muchedumbre se reunió a las puertas del complejo que ocupa la embajada en la calle Ferdowsi y a los pocos minutos centenares de «estudiantes universitarios», según los medios oficiales, saltaron el muro y atacaron las instalaciones ante la pasividad de las fuerzas del orden. Los mismos agentes que en 2009 no dudaron en emplear todos los medios para reducir a cientos de miles de personas que denunciaban el fraude electoral en las calles de la capital no pudieron con un puñado de «estudiantes».
Las autoridades iraníes aseguraron que no se trató de nada premeditado, pero resultó extraña la abundante presencia de medios de información que siguieron el evento en directo y ofrecieron imágenes de los jóvenes forzando sin prisa el candado del portón metálico de entrada, rompiendo cristales, arrojando documentos y fotos de la reina Isabel al suelo y finalmente quemando la enseña británica mientras la multitud gritaba «muerte al Reino Unido» y alababa la decisión de su parlamento.
Un «atropello»
Londres calificó de «atropello» la irrupción en la legación y pidió al Ejecutivo persa que defienda a los diplomáticos que tiene destacados en ese país y que cuando empezó el asalto tuvieron que huir junto al resto del personal por una puerta trasera para no arriesgarse a ser retenidos como rehenes en una situación similar a la sufrida en la embajada de Estados Unidos en 1980. Han pasado tres décadas desde entonces, pero las imágenes vividas en Teherán son muy similares a las anteriores.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, no dejó pasar la oportunidad para responsabilizar al Gobierno iraní del «grave fallo» cometido por las autoridades persas al no tomar «las medidas adecuadas para proteger nuestra embajada, como le obliga la Convención de Viena».
El titular del Foreign Office se puso en contacto ayer con su homólogo iraní, Alí Akbar Salehi, para «protestar en los términos más firmes sobre estos acontecimientos y reclamar medidas inmediatas para garantizar la seguridad de nuestro personal y de ambos recintos». Tras insistir en que la mayor prioridad de las autoridades británicas es «la seguridad de nuestro personal», Hague, que llamó a consultas al encargado de negocios de Irán en Londres, mientras el primer ministro británico convocaba a su gabinete a una reunión de emergencia, dejó claro que «habrá consecuencias nuevas, adicionales y serias» para Irán ante lo ocurrido en su legación.