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Un robot para operar el cerebro

Científicos europeos diseñan un aparato, con un pulso diez veces más firme que el de un cirujano, capaz de tratar tumores y extraer tejidos

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Un grupo de científicos europeos e israelíes ultima el diseño de un robot pionero de alta precisión para operaciones cerebrales. Los especialistas, integrados en el proyecto Robocast, ya han concluido los test en intervenciones con maniquíes y están listos para iniciar las pruebas con personas. Basado en una avanzada red de sensores, el autómata tiene un tamaño manejable para facilitar su uso en el quirófano y cuenta con un pulso diez veces más firme que el de un cirujano. Pese a su exactitud, el aparato está dirigido en todo momento por el facultativo que controla cada uno de sus movimientos. Financiado por la Unión Europea, el proyecto Robocast arrancó en 2008 con el objetivo de aumentar la seguridad en las operaciones cerebrales. Tres años después, Bruselas presentó ayer los esperanzadores resultados de una investigación a la que ha contribuido con casi 3,5 millones de euros. Los científicos, de Alemania, Italia, Reino Unido e Israel, han probado con éxito el robot en intervenciones con maniquíes. En el futuro se aplicará a la cirugía poco invasiva y mejorará la precisión en tratamientos contra tumores, epilepsia o párkinson.

El robot está compuesto de dos elementos principales. El primero es un brazo automatizado que lleva a cabo las operaciones a través de un pequeño agujero que se realiza en el cráneo. Dotado con multitud de sensores, este módulo articulado responde a las instrucciones de un ordenador que dirige la intervención. El cirujano, que previamente ha introducido distintas variables en el sistema, controla en todo momento los movimientos del aparato y sigue al detalle cada paso gracias a la imágenes generadas por una cámara endoscópica.

Extremadamente preciso

Los promotores del proyecto Robocast destacan, ante todo, la elevada precisión del sistema. El brazo articulado puede llevar a cabo 13 movimientos distintos, mientras que la mano humana solo tiene capacidad para cuatro. Además, el robot cuenta con un pulso envidiable, hasta diez veces más firme que el de un especialista. Gracias a los sensores, el cirujano conoce la fuerza que se está aplicando, lo que, unido a su exactitud, consolida la utilidad del autómata en zonas especialmente sensibles. Según la UE, hasta ahora no se habían desarrollado equipos de tanta sofisticación, aunque tampoco está claro cuándo podría utilizarse con humanos.

La comisaria de Agenda Digital, la holandesa Neelie Kroes, detalló los avances logrados con el nuevo robot. «Si hay alguna actividad que necesita precisión, ésa es la neurocirugía. Estoy encantada de que esta investigación financiada por la UE pueda ayudar a médicos y pacientes». La responsable comunitaria remarcó que proyectos de estas características pueden contribuir a «reducir las listas de espera» y a mejorar los resultados de los tratamientos en un momento en el que «la población europea está envejeciendo». El autómata está concebido para operar tumores, pero también puede realizar biopsias y endoscopias.