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Editorial

Rajoy se mueve

El próximo presidente avanza sus prioridades mientras se acerca su primer desafío: la cumbre europea del 9 de diciembre

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Mariano Rajoy, que el 21 de diciembre será investido como presidente del Gobierno, ha comenzado a dar sus primeros pasos como máximo responsable del próximo ejecutivo. A falta de una comparecencia suya tras una semana de las elecciones, las informaciones que circulan y las manifestaciones de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, permiten conocer sus intenciones inmediatas: ratificar el compromiso de España en la contención del déficit, culminar el saneamiento del sistema financiero y completar la reforma laboral. Al finalizar septiembre el déficit de las comunidades autónomas se situaba, en conjunto, una décima por encima del objetivo señalado para 2011. Ante lo que la vicepresidenta Salgado anunció ayer que el Gobierno en funciones no va a compensar con recortes en la Administración central la tarea que dejen pendiente las autonomías. Es sin duda la actuación que más directamente le concierne al nuevo presidente, puesto que de entrada deberá garantizar que las comunidades gobernadas por el PP cumplan con el compromiso de déficit y corrijan en diciembre cualquier desviación. Aunque los problemas de fondo que afectan a la economía española son la deuda heredada de la burbuja inmobiliaria en el ámbito privado y los cinco millones de parados. Los encuentros que Rajoy ha mantenido con los responsables de las principales entidades financieras españolas permiten suponer que, además de salvar la imagen de solvencia del sector, el presidente in-pectore tiene el propósito de sanear cuanto antes el sistema liberándolo de toxicidad. Más comprometido le resultará afrontar la reforma del mercado del trabajo. El Gobierno Zapatero tramitó una reforma limitada, que a la patronal le resultaba insuficiente y excesiva a los sindicatos; por lo que no sería aventurado vaticinar que tendrá que ser la mayoría absoluta popular la que se eche sobre sus espaldas el cambio necesario. Pero el primer gran desafío al que se enfrenta Rajoy es el de la cumbre europea del 9 de diciembre, en el que paradójicamente estará representado por el actual presidente Zapatero. Una reunión crucial en la que España corre el riesgo de dejarse llevar por la corriente de la 'cooperación reforzada' que promueven Merkel y Sarkozy para quedarse fuera de ella; una cita ante la que no bastará fijar posición si no se es capaz de adecuarla en su desarrollo.