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II Congreso Nacional de Hidratación

Los mayores, las embarazadas y los bebés son los más vulnerables frente a una deshidratación

En condiciones normales, un adulto debe beber entre 1,5 y 2,2 litros de líquidos al día

REDACCIÓN
MADRIDActualizado:

Las personas mayores, las mujeres embarazadas y los bebés son los grupos más vulnerables y susceptibles de sufrir deshidratación. En condiciones normales, un adulto debe ingerir una cantidad media que oscila entre los 2,2 y los 5 litros diarios, una cantidad que podrá ser mayor en función de las condiciones ambientales, el estado fisiológico y la realización de actividades deportivas. Del promedio citado, entre 1,5 y 2,2 litros ha de ser aportado al organismo en forma de bebidas.

Según se puso de manifiesto durante el II Congreso Nacional de Hidratación, que organiza Coca-Cola, en las personas mayores la sensación de sed es menor que en los jóvenes. Es más difícil que los ancianos alcancen las cantidades de ingesta de agua recomendadas. Por ello, es necesario convencer a las personas mayores de la necesidad de beber lo suficiente, animarles a beber líquidos más a menudo e informarles de la gran variedad de bebidas disponibles, eligiendo la que más se ajusta a sus necesidades. Los cuidadores de personas mayores también necesitan conocer sus necesidades, dado que el consumo de bebidas de sabor agradable contribuye a saciar la sed pero también a satisfacer las necesidades hídricas.

Una situación de deshidratación comporta un marcado descenso de la capacidad de rendimiento. En concreto, aun en situaciones de deshidratación leve de solo un 2%, habilidades cognitivas cómo la coordinación viso-motora, la atención y la memoria a corto plazo quedan afectadas de forma inmediata, y en niveles superiores, desciende la capacidad de alerta y concentración, al tiempo que aumenta el cansancio, la fatiga y la somnolencia. “Los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y otros sistemas que intervienen en el proceso cognitivo. Además, un estado de deshidratación conduce a la producción de hormonas de estrés, factor subyacente de los efectos negativos en la percepción, habilidad espacial y memoria”, explica Ana Adán, profesora titular de Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona y una de las expertas participantes en el II Congreso Nacional de Hidratación.

Nutriente esencial en el organismo

En el congreso, que se celebra hasta mañana en la Universidad Politécnica de Madrid, los expertos abordarán el papel del agua como nutriente esencial en nuestro organismo, y cómo una adecuada hidratación puede protegernos de la posibilidad de desarrollar diferentes problemas de salud, mejorar nuestro rendimiento cognitivo, y también facilitar el rendimiento físico en el deporte.

La importancia de una correcta ingesta de agua, proveniente de alimentos y bebidas (mayoritariamente compuestas por agua) radica en que esta es el principal componente de nuestro cuerpo. En el feto, más del 90% del peso corporal es agua, proporción que desciende al 75% en los recién nacidos, disminuye hasta un 60% en adultos y se sitúa en un 45% en personas mayores. “Disponemos de estudios que muestran que en verano se pierde aproximadamente un litro de agua más que en invierno, debido a un clima más cálido, por lo que en esta época aumentan nuestras necesidades de ingesta de agua y líquidos”, dice María Kapsokefalou, profesora de Nutrición Humana de la Universidad de Agricultura de Atenas.

Según Rosa María Ortega, catedrática del Departamento de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, “la deshidratación es una de las causas que provoca la hospitalización de personas mayores. Se trata en realidad de un problema de malnutrición que puede ser grave en las personas de más edad, ya que la ingesta de líquidos es vital para el mantenimiento del volumen vascular, la regulación de la temperatura corporal y la eliminación de desechos del organismo y el apoyo de la homeostasis celular”.