La tierra llamando a Rafa
Actualizado:Andan los aficionados al tenis, que no los entendidos, preocupados porque Federer le pegó una paliza a Nadal la semana pasada y después el español completó su discreta actuación en el torneo de maestros perdiendo con Tsonga, quedando eliminado como si de un simple aprendiz se tratara. Se llevan las manos a la cabeza porque Nadal es incomprensible que pierda ante alguien que no sea el mejor tenista de la historia o el actual número uno, un Djokovic que al ver el nivel exhibido por Federer en Londres decidió coger unas vacaciones anticipadas antes de verse en la tesitura de pasar un ratito ante el suizo en el O2, que no es plan de terminar así su año mágico.
Temen que Nadal no esté a la altura en la final de la Copa Davis que se disputa en Sevilla a partir del viernes, que sea cierto eso que dice él de que se ve «con un poco menos pasión por el juego» después de acumular una decena de Grand Slam, una medalla de oro olímpica y tres 'Ensaladeras'. Consideran que si Nadal no carbura, es imposible que la Armada le gane a nadie, y muchos menos a los argentinos, el equipo más terrícola al que nos podemos enfrentar con dos potenciales 'top ten' como Del Potro y Nalbandián y un especialista en tierra batida en plena forma como Juan Mónaco. Agnósticos
No se dan cuenta de que la armadura española es sólida, más allá de que Nadal sea su peto principal, de que Londres no tiene nada que ver con Sevilla, que el cemento azul del O2 y la tierra batida de La Cartuja son pistas de tenis pero no se parecen ni en el blanco de los ojos, que diría mi madre; y lo más importante, que esa pasión que le faltó en el Masters ante la notable superioridad de Federer la recuperará con creces cuando se ponga la camiseta roja y sienta el aliento de más de veinte mil personas.
Los entendidos lo tienen claro. España ganará la Davis. Y con ligera comodidad. Aún así la tierra sigue llamando a Rafa para que recupere sus mejores sensaciones. El domingo veremos si hubo respuesta.