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Manifestantes cubren de pintadas el muro levantado por el Ejército en la calle que une Tahrir y el Ministerio del Interior, en El Cairo. :: EFE
MUNDO

El mariscal Tantaui apela al miedo para animar a la participación

Egipto. El país acude desde hoy a las urnas con muchas incertidumbres, solo persiste la certeza de que los militares seguirán al frente

P. ROSAS
EL CAIRO.Actualizado:

La paciencia de los militares con la plaza Tahrir se ha acabado. Ni piensan marcharse de inmediato, ni habrá tolerancia para posibles «alborotadores» que intenten sabotear los comicios que comienzan hoy. En un último intento para llamar al voto y reafirmar su compromiso con las elecciones, el mariscal Mohamed Hussein Tantaui apeló ayer al miedo y a las consecuencias que podría tener para el país no salir de la crisis en la que se encuentra inmerso.

Egipto acude hoy a las urnas con muchas incertidumbres. Miles de manifestantes siguen acampados en la plaza Tahrir tras una semana de protestas para exigir a la junta que ceda el poder a los civiles, pero el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no piensa, por ahora, bajarse del carro. La protesta ha aumentado la brecha entre liberales e islamistas, posicionados, con matices, dentro y fuera de Tahrir respectivamente. También ha marcado una línea entre reformadores, que confían en las promesas de la junta, y rupturistas, que consideran que la auténtica revolución es la que de ahora, la que pide que Egipto consiga de una vez por todas sacarse el sayo militar tras más de 50 años en el poder.

Por si había alguna duda, y tras más de 40 muertes en los enfrentamientos, el Ministerio del Interior ha conseguido demostrar en una semana que pocas cosas han cambiado en el país nueve meses después de que Mubarak fuera obligado a dimitir. La represión y la tortura siguen vigentes y las autoridades militares siguen apelando a los mismos rumores sobre «fuerzas extranjeras» que quieren desestabilizar el país, a las que Tantaui achacó la última oleada de disturbios.

Los de hoy son los primeros comicios democráticos de la historia del país, aunque muchos discuten si realmente son libres. Las desconfianza hacia las fuerzas de seguridad y el miedo a que se puedan producir disturbios pueden influir en la decisión de muchos votantes, que podrían quedarse en casa. Tantaui quiso ayer tranquilizar, y aseguró en una rueda de prensa que el Ejército piensa ayudar a garantizar su seguridad. «No permitiremos a los saboteadores su injerencia en las elecciones», afirmó el mariscal.

«Hemos elegido aguantar»

También lanzó una sucinta amenaza, al recordar que, cuando tomaron el poder el 11 de febrero, se enfrentaron a dos opciones: «O utilizar las armas y la violencia o aguantar, y hemos elegido la segunda, que está de acuerdo con los principios de Egipto y su gran nación». Un pequeño recordatorio de que la posibilidad de la violencia estuvo ahí. Egipto se enfrenta a una encrucijada, dijo Tantaui, «o triunfará política, económica y socialmente o las consecuencias serán extremadamente graves, algo que no permitiremos».

Esta es también la opinión de muchos egipcios, dentro y fuera de Tahrir. «Las elecciones son fundamentales. Estoy de acuerdo con la protesta, la junta militar no ha hecho sino maniobrar para que todo cambie sin que nada cambie, pero pienso ir a votar», aseguraba ayer Noha Shawki, una maestra que piensa apoyar al Bloque Egipcio (liberal).