Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Otero Novas ante el Palacio de Villapanés, en el que ofreció su ponencia. :: JUAN CARLOS CORCHADO
JJosé Manuel Otero Novas | Abogado del Estado y exministro de gobiernos de la UCD

«El 80% de los sistemas de Occidente son, hoy, caudillismo y oligarquía»

Jerez acogió una conferencia suya que puso en solfa los logros en materia de paz, democracia y razón de los países desarrollados

GABRIEL ÁLVAREZ
JEREZ.Actualizado:

Vino a la ciudad a ofrecer, de la mano de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) la conferencia titulada 'Mitos del pensamiento dominante: paz, democracia y razón'. Y el auditorio del Palacio Villapanés se convirtió en areópago del análisis justificado, de la crítica elegante y de la puesta de los pies en el suelo en medio de la situación actual que vive la vida pública en España. Todo un honor su presencia, toda una apuesta que por otra parte tampoco es nueva.

-Ya conoce la plaza, ya lo trajo en anteriores ocasiones la asociación, ¿verdad?

-Sí. Y es un placer estar con ustedes, y en Jerez. No es la primera vez y espero que no sea la única porque siempre es muy grato volver aquí.

-¿Cuales son esos mitos que trajo en su conferencia?

-Quise contar que, aunque los seres humanos somos muy orgullosos y creemos que ya somos pacíficos para siempre, que ya hemos conseguido un nivel de civilización fantástico y que por consiguiente ya nunca más habrá guerras porque somos demócratas y somos muy racionales, todo eso no es verdad. La guerra no se puede descartar, que hay aún muchas posibles causas de guerra, que hay que trabajar en contra de ella porque si no viene como ha venido muchas veces en tiempos pasados cuando los seres humanos también habían creído que ya habían superado todo.

-¿Y al respecto de la democracia?

-Pues hay que razonar que, aunque yo soy muy partidario del sistema político que tenemos y al que contribuí a establecerlo, la verdad es que el contenido democrático de nuestros sistemas políticos -y no solo del español sino de todo el Occidente- es muy pequeño muy pequeño muy pequeño. El 80% de los sistemas políticos de Occidente es caudillismo, oligarquía y aristocracia. La democracia es un resto muy pequeñito.

-¿Igual con la razón?

-Sí. Lo mismo con el mito de la razón. No somos tan racionales como mucha gente dice creyendo guiarse por ella en la toma de decisiones. Pues la verdad es que no. Y yo creo que demuestro con muchos datos, con muchos elementos, que tenemos vías de conocimiento racionales que naturalmente tenemos que usar pero que también tenemos vías de conocimiento irracionales como el instinto o la intuición, que nos facilitan elementos fundamentales para sobrevivir.

-Abundemos en esto último si no le importa.

-Pues verás, me planteo, por ejemplo, la relación de la razón con la trascendencia, es decir con la religión, con Dios, y llego a las conclusión de que esto es así. Tanto para creer como para no creer, tanto los creyentes como los ateos, utilizamos todos, realmente, elementos racionales y elementos no lógicos. Es decir, planteamientos infralógicos o supralógicos.

-Incluso se ha atrevido con el análisis de si la masonería sigue siendo o no un poder fáctico.

-Sí. Es que yo creo que en nuestras sociedades esto es así. Lo razono porque es un fenómeno que tengo muy estudiado.

-Saber que estuvo usted, desde esas carteras ministeriales que en los finales setenta le confió Adolfo Suárez, en la 'cocina' de la democracia española actual y escucharle ahora todas estas reflexiones me hacen imaginarlo con argumentos sobrados para elevar el grito del conocido movimiento 'Democracia ya'.

-Bueno, vamos a ver... Yo creo que lo que estamos viviendo en Occidente es lo que Aristóteles llamaba el régimen mixto. Es un mix de caudillismo, de oligarquía y de democracia. Y no es malo estar en un régimen mixto. Lo que sí ocurre es que los elementos democráticos deberían ser un poquito autentificados. Sobre todo, no engañar a la gente. No se puede decir que hemos elegido un gobierno el pasado día 20 porque no es verdad.

-¿Ah no?

-Los ciudadanos hemos ido a las urnas y allí hemos podido seleccionar entre una serie de nombres que, encima de una mesa, nos ponían otras personas. Pero no hemos podido elegir a quien consideremos mejor. La verdad es que solo hemos podido elegir entre dos o tres personas. Y todo lo demás no es cierto. Entonces hay que sincerarse, no hay que engañar al pueblo porque eso luego pasa factura. Luego llega el momento de los cambios de ciclo y el pueblo se pasa al totalitarismo porque piensa que lo han engañado. Hay que ser sincero, hay que autentificar, hay que distribuir los fondos públicos para las campañas electorales para que no sean pura propaganda. Que los movimientos y las fuerzas emergentes puedan también tener una presencia

-¿Y cómo ve posible esto?

-Pues creo que hay maneras de mejorar la democracia. Por ejemplo está la Iglesia, y no voy a decir que seamos mayoritarios ni minoritarios pero hay diez millones de españoles que van a misa. Pues un movimiento así tiene que tener voz, por ejemplo, en televisión. Y no la tendría ahora si no fuera pagando un canon a aquél a quien se le dio la concesión. Hay muchas maneras de mejorar.

-Haber sido ministro de los gobiernos de la UCD, insisto, lo coloca a usted en el germen de la democracia. ¿Le decepciona el estado de este sistema en la actualidad o simplemente cree que estamos en camino?

-Me entristece mucho pero como yo no estoy en la lucha partidista quiero ser comprensivo. Quiero comprender que cuando el gobierno que ahora cesa comenzó, hace ahora unos años, con todo esto de la memoria histórica, que no es otra cosa que acabar con la reconciliación que habíamos hecho, yo pienso que no lo hizo por mala fe sino porque son jóvenes. También yo lo era cuando llegué al gobierno, quizá más que Zapatero. Pero en nuestro caso, unos habían hecho la Guerra Civil y otros éramos hijos de personas que la habían hecho. Todos sabíamos que había que evitar que se repitiese. Pero en la actualidad, ni estos jóvenes ni sus padres la han conocido. Los recuerdos que tiene el señor Zapatero son de su abuelo, al que no llegó a conocer. Y eso es para mí como la Guerra de Cuba. Además, han jugado con una cosa con la que no se puede jugar. Han jugado a remover esas cenizas que estaban prácticamente apagadas, que las teníamos entre todos controladas. Han soplado encima y eso ha asido muy malo. Nos costó mucho, a todos, no solo a los que gobernábamos sino también a los del otro bando que también se portaron muy bien. Pero ahora se está haciendo muy mal y eso me entristece. Creo que hay que volver a enterrar a los muertos y hay que volver a estar tranquilos porque si no no podemos tener una vida fructífera y pacífica.