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Una de las concentraciones publicitarias camino de La Barrosa. :: J. M. A.
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Chiclana, la ciudad de las vallas

Ante la proliferación de estos elementos que afean el paisaje, el gobierno local ha llegado a plantear un canon por su instalación

JESÚS ARAGÓN chiclana@lavozdigital.es
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Afean el paisaje, inundan de mensajes sencillos y directos, de números y fotos a gran tamaño los arcenes y parcelas desocupadas del término municipal, y suponen un ingreso importantísimo para las empresas especializadas que las comercializan en la ciudad.

Las vallas son uno de los soportes publicitarios preferidos en Chiclana. En estos momentos tres empresas distintas se disputan el mercado. Desde alguna de ellas se reconoce que la cifra de vallas instaladas a lo largo y ancho del municipio es «demasiado elevada», y que eso hace que el impacto comercial que tienen se reduzca. Se calcula que puede haber en la ciudad más de 200 vallas de exterior en estos momentos, aunque las cifras bailan en función de quien las facilita.

La concentración de este tipo de elementos suele ser habitual, desconcertando a los conductores y alertando de que algo falla en la vigilancia de la estética local.

Una ciudad turística como Chiclana, con miles de metros cuadrados de suelo disponible y parcelas vacías y sin uso, es el terreno de cultivo ideal para que proliferen estos elementos. En la pasada campaña electoral el ejemplo fue evidente. Los grandes centros comerciales o las vallas de anuncios de empresas locales (cada vez menos), fueron sustituidas masivamente por vallas de los partidos políticos. Meses después de las municipales, todavía quedan algunos 'caretos' de candidatos a las municipales de mayo, que no han sido sustituidas por falta de anunciantes.

Eso sí, este sector también nota la crisis. Aunque contratar una valla tipo de 8x3 no es excesivamente costoso (su alquiler oscila entre los 400 y los 3.000 euros según el tiempo de exposición y su ubicación), muchos anunciantes han optado por retirar sus mensajes. Prueba de la aceptación que tienen estos elementos en Chiclana, es que el Ayuntamiento ya ha planteado la posibilidad de cobrar un canon por su colocación. De momento, las vallas lucen en una gran mayoría en fincas privadas, a las que sus propietarios sacan un rendimiento por permitir su instalación.

También hay ocasiones en las que las empresas como Digavasa o Graphic Connection, especialistas en este tipo de montajes, ocupan suelo de propiedad municipal. Entonces el pago se realiza en especie, a través de un intercambio por publicidad institucional, como es el caso de las vallas de Turismo colocadas en los accesos a la ciudad desde la autovía A-48.

Concentración

De la proliferación de estos elementos no se libra prácticamente ningún rincón. Desde el extrarradio, con especial predilección por El Marquesado, hasta la zona costera, ninguna normativa municipal regula su instalación, y en ocasiones se dan aglomeraciones de hasta una docena de vallas en pocos metros.

Es el caso de las intersecciones de Carabineros o El Florín, así como de la rotonda de la Avenida del Mueble, donde los conductores y turistas que llegan a la ciudad tienen la posibilidad de ver hamburguesas gigantes y ofertas de mobiliario de un solo vistazo. Y es que Chiclana es hoy día, sin duda, la ciudad de las mil vallas.