PERIODISTAS
Actualizado:Es justo el boicot publicitario a 'La Noria'? ¿No es una presión ilegítima sobre un medio de comunicación? Hace poco hubo una mesa redonda en la Asociación de la Prensa de Madrid, con motivo de la presentación de una de las listas que optan a regentarla en las próximas elecciones. Allí mi amiga Rosa Villacastín, que estaba en la mesa como parte de la lista de mi también amigo Fernando Jáuregui, tomó la palabra para defender con vehemencia a Telecinco. «Telecinco -denunciaba Rosa- está sufriendo un acoso por las redes sociales». Después de la entrevista a la madre de 'El Cuco' en 'La Noria', todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en sacudir a la cadena. Y la Asociación de la Prensa -aquí está el drama- no ha dicho ni mu sobre el particular. «Eso le podría pasar mañana a otro medio», advertía Rosa. «Hay que alzar la voz contra lo que está pasando». Vale. Yo quiero mucho a Rosa, como casi todo el mundo en esta profesión, porque se lo merece, pero me parece que en este caso no tiene razón. En el universo de los medios han pasado en estos últimos años cosas mucho más graves que lo de 'La Noria': de menor a mayor, se me ocurre citar a las cadenas de radio excluidas de viajes oficiales por ser de oposición, a los diarios excluidos de las suscripciones públicas y de la publicidad institucional por ser hostiles al Gobierno, a las cadenas de televisión marginadas del reparto de la tarta publicitaria por no estar en el oligopolio dominante, a los canales TDT condenados a resintonizarse con la consiguiente pérdida de audiencia. Todas esas cosas y otras más que todos sabemos, mucho más graves que el ocasional boicot publicitario a un programa-escándalo de una cadena-escándalo, han pasado en estos años y la Asociación de la Prensa de Madrid no ha levantado la voz, pero es que tampoco lo han hecho los colegas que ahora compiten en diversas listas por hacerse con la dirección de esa casa. Y por otro lado, 'La Noria' no es víctima de una campaña contra la libertad, sino víctima de sí misma. Me parece que el problema no es solo de solidaridad profesional.