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El espaldarazo de la Casa Blanca da fuerza a los manifestantes

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La voz de Estados Unidos, ausente en una semana crítica para la suerte de la democracia en Egipto, se oyó ayer con contundencia para urgir por primera vez a la cúpula militar a que traslade el poder a un Gobierno civil de manera inmediata. Como sucediera en las primeras horas de las revueltas contra Mubarak, la Administración Obama ha tardado en reaccionar al peligroso escenario de confrontación en las calles de El Cairo. La novedad ahora es que parece apostar por dejar a un lado su política de paños calientes con un Ejército al que considera su principal aliado en el mundo árabe para expresar su profundo compromiso por una solución que aleje definitivamente del poder a la junta presidida por el general Mohamed Tantaui. «EE UU cree que un nuevo Gobierno egipcio debe estar dotado de inmediato con autoridad real», señaló el portavoz Jay Carney.

Preocupado por la espiral de violencia en la Plaza Tahir, el Gobierno de Obama rescató el manual de prioridades leídas en su día a Mubarak cuando este se resistía a abandonar el poder, como la condena expresa al uso de fuerza contra los manifestantes y la búsqueda de una solución basada «en los principios universales». Tales principios deberán incluir la libertad de reunión y el apoyo de las reformas políticas y económicas necesarias, explico Carney.

Como principal contribuyente de las fuerzas armadas egipcias -unos 980 millones de euros anuales-, Washington sabe de su profundo ascendiente, si bien hablar demasiado alto en contra de los militares no deja de ser una apuesta arriesgada si la transición democrática pasa a manos de un poder civil menos predecible.

Desde el inicio de la 'primavera árabe', Estados Unidos ha tratado de conjugar su apoyo a los movimientos prodemocráticos con el deseo de estabilidad en la zona mientras mira con lupa la evolución de los islamistas, que en el caso egipcio son los más claros candidatos a conquistar el poder.