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Tribuna

Mi chico me pega pero yo le quiero

FERNANDO GÁLLIGO ESTÉVEZ
PSICÓLOGO. EXPERTO EN GÉNERO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADESActualizado:

Es preocupante el aumento cada vez mayor de casos de malos tratos en parejas jóvenes que llegan a consulta aun quedando la mayoría sin llegar a solicitar atención especializada, bien por falta de concienciación, motivación y decisión o por desconocimiento de los recursos existentes.

Durante la adolescencia ya empiezan a percibirse casos de maltrato en parejas jóvenes y así según datos del Consejo General del Poder Judicial en España en 2009 fueron juzgados 125 menores (28 de ellos en Andalucía) por agresión a sus parejas y hasta el tercer trimestre de 2010 otros 98 adolescentes enjuiciados (19 en la Comunidad Autónoma Andaluza).

Se estima que una de cada tres mujeres maltratadas tiene menos de 30 años. En toda España la situación es similar en las diversas Comunidades Autónomas. ¿Por qué entonces sigue existiendo ésta dura realidad en una sociedad aparentemente desarrollada que dicen está situada en el llamado Estado de Bienestar?

La adolescencia es la edad clave de la personalidad. De un lado habría que mencionar que aunque pareciera que menores, adolescentes y jóvenes consideran que no hay comportamientos sexistas y que tienen suficiente información sobre malos tratos, sin embargo en la macroencuesta a jóvenes presentada en julio del 2010 por el entonces existente Ministerio de Igualdad, el 3,2% admitía haber maltratado a su pareja y un 5% de jóvenes reconocían haber sufrido malos tratos.

Las noticias de televisión suele ser el modo principal de conocimiento de la violencia en la pareja para la población general (74,8%) según la encuesta presentada el pasado mes de agosto de 2011 por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, en la cual se reflejaba que todavía un 1,4% personas justificaban la violencia en ciertas circunstancias, el 72,5% achacaba la violencia por problemas psicológicos y el 53,7% al abuso de alcohol y otras drogas persistiendo así éstas ideas erróneas.

La adolescencia, cada vez más precoz en su aparición, suele ser la etapa clave para la formación de la identidad y personalidad, y muchos chicos tratan de apoyar su masculinidad mediante relaciones de control, coacción, dominio y aislamiento así como otras muchas chicas asumen su feminidad equivocadamente como sumisión además de creer ilusoriamente que van a ser capaces de cambiarlos a través del amor.

Por otra parte cada vez tienen más importancia los nuevos modos de comunicarse (telefonía móvil, correos electrónicos, chats y redes sociales virtuales) que cuando tienen un mal uso minimizan la sensación de peligro porque al no ser tan visibles favorecen el anonimato y la creencia de impunidad.

Tampoco debemos olvidar el efecto imitador de modelos no siempre adecuados difundidos en muchas ocasiones por series y películas para adolescentes, letras de canciones, cómics y fanzines así como revistas juveniles.

En la adolescencia el grupo de iguales es el principal referente de la gente joven por lo que su gran influencia puede en ocasiones ser la presión que fuerce comportamientos poco saludables.

Por todo esto cada día se hace más evidente la enorme importancia de una adecuada educación preventiva desde la propia familia y desde las edades más tempranas de la infancia para instaurar hábitos sanos de autocontrol, desarrollo emocional y afectividad, relaciones y ocio saludables, etc para evitar problemas posteriores y lograr a la vez adolescentes felices.

Así sería muy conveniente potenciar tanto las Escuelas de Educación Familiar como la programación de buenos espacios educativos en los medios de comunicación tanto públicos como privados.

A través del trabajo profesional especializado he venido resaltando en los últimos años la gran necesidad del trabajo educativo preventivo imprescindible de las familias que además es insustituible por otras personas, si bien también puede ayudar mucho el trabajo conjunto con los centros escolares, asociaciones cívicas, servicios sociales comunitarios y especializados, medios de comunicación y organismos de igualdad.

En mis últimas publicaciones, el libro 'Mi chico me pega pero yo le quiero' y la monografía 'Trátame bien' abordo claramente, de forma extensa y muy práctica como trabajar a nivel preventivo y asistencial la preocupante problemática de los malos tratos en las parejas jóvenes.

Los malos tratos en la pareja constituyen otro componente más del iceberg de la violencia, la cual debería abordarse integral y transversalmente con la regeneración de los tan necesarios hoy día valores de igualdad y respeto a las diferencias en el contexto del bien conocido pero insuficientemente asumido artículo 14 de la Constitución Española ('Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social').

Nos gustaría que el desarrollo y aplicación social de la próxima Ley de Igualdad de Trato por fin hiciera la gran tarea pendiente de fomento de la igualdad de oportunidades y respeto social sin discriminaciones sean cuales sean las diferencias de las personas.