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Marruecos examina su democracia

Las legislativas de hoy, adelantadas un año, son la primera cita con las urnas tras la reforma de la Constitución aprobada este verano

NEREA AURRECOECHEA
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Las legislativas que hoy celebra Marruecos suponen un doble pulso para el rey Mohamed VI. Por un lado, con el Movimiento 20 de Febrero, protagonista de las protestas ciudadanas de principios de año que obligaron al monarca a adoptar novedosas medidas de apertura. El 20F las considera insuficientes y llama a boicotear estos comicios, aunque su presencia en la calle está encontrando esta vez una fuerte oposición policial, según denuncian organizaciones como Human Rights Watch.

El otro pulso será con el islamismo moderado del Partido Justicia y Desarrollo (PJD). Fue el más votado hace cuatro años pero el sistema de recuento le otorgó menos escaños que al partido nacionalista Istiqlal, favorecido por el mayor porcentaje de apoyos en las zonas rurales. Istiqlal gobernó y el PJD pasó a la oposición. En estos años ha moderado su programa y cuenta con la fuerza arrolladora de Abdelilah Benkirán, su secretario general y popular candidato.

El partido ha mostrado en numerosas ocasiones su lealtad al monarca. La simpatía sin embargo no es mutua. A pesar de ello, la reforma de la Constitución aprobada este verano establece que el rey elegirá a su primer ministro entre la lista del partido más votado. Por fin el PDJ podría verse en el Gobierno.

En un año de fuertes sobresaltos políticos y sociales, lograr una elevada participación en estas legislativas sería un triunfo importantísimo para Mohamed VI. Pero los marroquíes viven la jornada de hoy entre la apatía y el escepticismo.

Alta abstención

Con una población de 31.968.361 personas, según datos de julio de 2011, Marruecos cuenta con 21,5 millones de mayores de edad. Pero solo 13.626.357 de ellos se han inscrito en las listas electorales y componen el censo que votará hoy, sobre el que se medirá la tasa de participación en estas elecciones. En 2007 votó el 37% del censo.

El abanico entre el que pueden elegir a sus representantes en la Cámara baja del Parlamento incluye a 31 partidos políticos en un sistema de listas cerradas por circunscripción. Aunque los más importantes de cuantos están en liza son, además del PJD, la Alianza por la Democracia y Kutla Watania.

Alianza por la Democracia, conocida popularmente como G8, es una unión de última hora formada entre ocho partidos de diversas procedencias y está liderada por el ministro de Finanzas en el Gobierno saliente, Salahedín Mezuar. Pragmáticos, liberales, hablan de crecimiento y empleo. Y, sobre todo, constituyen el verdadero polo monárquico. Por su parte, Kutla Watania agrupa a la Unión Socialista, el Istiqlal (ganador en 2007) y el Partido por el Progreso y el Socialismo, los tres de marcado carácter nacionalista.

El movimiento en contra de la celebración de estos comicios puede convertirse en el otro gran protagonista de la jornada. Tras las protestas de principios de año en favor de una mayor democracia, y la reforma constitucional del pasado julio, que incluía precisamente el adelanto en un año de las elecciones de hoy, el Movimiento 20F considera que no se ha logrado una auténtica separación de poderes.

Esta reclamación ha conseguido unir a todas las fuerzas opositoras. Así, junto a los jóvenes urbanos protestan los miembros de Justicia Caridad, el islamismo radical, mayoritario en el país. Partido ilegal, pero tolerado, se ha negado a integrarse en el proceso electoral. Completan el 'bloque del boicot' agrupaciones como Vía Democrática, el Partido de la Vanguardia Democrática y Socialista, el Partido Socialista Unificado y los islamistas Al Oumma.

Un grupo aparte del 20F, pero igualmente insatisfecho por el alcance de las reformas, es Generación Libre. Moderno, culto, pide que se vote, aunque sea en blanco, para fortalecer la democracia. Son periodistas, artistas..., personas con gran capacidad para influir en la sociedad pero nulo peso político. Sin embargo, han puesto el foco en la verdadera incógnita de las elecciones: cómo interpretar la tasa de participación y, sobre todo, a qué atribuir el elevado porcentaje de no inscritos para poder ser electores hoy.