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Alemania impone dejar al BCE fuera de la solución de la crisis
Sarkozy cede ante Merkel y renuncia a tocar la independencia del emisor para que compre deuda de forma ilimitada
BRUSELAS. Actualizado: GuardarAngela Merkel volvió a reivindicar ayer el sobrenombre que se ha ganado a lo largo de la crisis. Apodada 'Madame no' por su reiterada oposición a adoptar medidas de choque para estabilizar la Eurozona, la canciller rechazó en un encuentro con Nicolas Sarkozy y Mario Monti apostar por los eurobonos y promover una mayor implicación del Banco Central Europeo en la defensa de la moneda única. En este último aspecto, la líder germana arrancó un compromiso a Francia para que en la inminente reforma de los tratados comunitarios no se toque la independencia del emisor del euro.
Los líderes de las tres principales economías de la divisa común se citaron ayer por primera vez en Estrasburgo. Hasta ahora, Merkel y Sarkozy acostumbraban a reunirse en solitario, pero Monti consiguió una invitación al encuentro tras relevar a Silvio Berlusconi al frente del Gobierno italiano. La principal conclusión de la 'minicumbre' fue que Alemania no cederá en el papel del BCE en la crisis. El supervisor del euro quedará fuera de los cambios en la legislación europea que empezarán a negociarse en diciembre para profundizar en la integración del bloque.
El acuerdo entre Alemania y Francia zanja el debate abierto en las últimas semanas tras las convulsiones sufridas por la mayoría de las primas de riesgo de los miembros del euro. Francia, al igual que España y otros socios, reclamó al BCE una implicación definitiva para acabar con las presiones sobre las deudas soberanas. En esencia, la idea final sería que el instituto emisor ejerciera el mismo papel que la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra y pueda comprar títulos nacionales de manera ilimitada. Actualmente, el organismo con sede en Fráncfort únicamente adquiere bonos de forma «temporal» y controlada.
Alemania rechazó frontalmente las exigencias de Francia y se agarró a su histórica defensa de la independencia del BCE. Marcado por la hiperinflación de los años veinte que contribuyó al ascenso de Hitler al poder, el país germano insiste en que la labor fundamental del emisor del euro -heredero del Bundesbank- es mantener a raya los precios.
«Papel esencial»
El acuerdo cerrado por Sarkozy supone un giro total en las posiciones de su Gobierno. Apenas unas horas antes de la 'minicumbre', el ministro galo de Exteriores, Alain Juppé, remarcaba que el BCE «debería tener un papel esencial en la restauración de la confianza» en los mercados. El presidente galo y su homóloga germana pactaron no modificar la misión legal del emisor, pero no está claro si Francia ha renunciado a otras opciones. París reclama que el fondo de rescate europeo tenga licencia bancaria, lo que le permitiría acceder directamente al dinero del organismo de una manera privilegiada.
En las últimas semanas, el BCE se ha convertido en la única entidad capaz de combatir las tensiones en los mercados. Su polémico programa de compra de bonos, reactivado en agosto, salvó a España e Italia de una debacle mayor, pero varios consejeros ponen cada vez más en duda que deban ser los guardaespaldas de los países. Pese a estas posturas críticas, ayer trascendió que el organismo estudia extender a dos y hasta tres años los préstamos a los bancos. Hasta ahora, solo concede créditos a 12 meses, pero si ampliara los plazos podría inyectar una liquidez que ayudaría a reducir las presiones sobre los tesoros nacionales.
Merkel no solo impuso sus tesis sobre las funciones del BCE. La canciller también dejó claro que los eurobonos no están de momento en su agenda de negociaciones. «Sería una señal completamente equivocada ignorar los divergentes tipos de interés de las deudas porque son un indicador de dónde hay trabajo pendiente», subrayó.
Lo que sí está dispuesta a hacer Merkel es ceder soberanía para profundizar en la integración de la Eurozona. La canciller anunció que Francia y Alemania presentarán de forma conjunta una propuesta para la reforma de los tratados europeos que empezará a debatirse en dos semanas. Los líderes del eje franco-alemán no dieron detalles, pero Merkel apuesta por endurecer las sanciones a los países que no respeten el límite de déficit del 3%. Tampoco se descarta, como ha planteado la Comisión, que la UE pueda recibir poderes para ordenar cambios en los presupuestos nacionales.
Mario Monti se conformó como un protagonismo secundario en Estrasburgo, pero solo su presencia era una muestra de confianza de Merkel y Sarkozy. El nuevo primer ministro italiano prometió que logrará el equilibrio presupuestario en 2013 de una forma «sostenible» y mediante «reformas estructurales». Tras escuchar sus explicaciones, la canciller calificó de «impresionantes» los planes de Monti.