Saleh firma, ayer, en Riad, la capital de Arabia Saudí, el documento de su marcha. :: AFP
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Saleh acuerda su marcha de Yemen a cambio de inmunidad

Su vicepresidente asume el poder de forma temporal para tutelar una transición semejante a la española, según los analistas

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Punto y final. La revolución yemení ha obtenido el primero de sus objetivos y Alí Abdulá Saleh ya es historia. Después de varios intentos fallidos, el mandatario, de 69 años, que ha dirigido el país desde 1978, estampó finalmente su firma en un documento por el que se compromete a abandonar el poder a cambio de inmunidad. Atrás quedan diez meses de revueltas populares, enfrentamientos armados que han llevado al país al borde de la guerra civil e incluso un atentado que casi costó la vida al presidente.

La firma del documento se produjo en Riad y contó con la presencia de la oposición yemení. A partir de ahora empieza una nueva era cuya hoja de ruta pasa por la formación de un Gobierno de unidad nacional que aúne todas la sensibilidades, el regreso de los militares a los cuarteles y la convocatoria de comicios presidenciales en un plazo de noventa días. Saleh, cuyo objetivo inmediato es volar a Nueva York para recibir tratamiento médico, cede el poder de forma temporal a su vicepresidente, Abdrabuh Mansur Hadi, que se perfila también como el candidato de consenso para los próximos comicios.

Hadi ya sustituyó al dirigente durante su ausencia para recibir tratamiento en Arabia Saudí tras el atentado que sufrió en junio. Se trata de un militar fiel a las siglas del Congreso General del Pueblo (CGP), que ocupa el número dos desde 1994 y que siempre había permanecido a la sombra de Saleh. «Yemen opta por un modelo de transición a la española: salvo Saleh, el grueso de su partido y fuerzas de oposición gobernarán juntos a partir de ahora, no se deja a nadie fuera. Es un paso adelante porque supone el triunfo de la moderación sobre la violencia», asegura el embajador de España en Saná, Javier Hergueta.

Parecidos inquietantes

La firma del acuerdo también obliga a las diferentes facciones enfrentadas a retirar a sus hombres armados de las calles -el Ejército se encontraba dividido desde hace meses- para empezar a trabajar en una reforma profunda de las fuerzas armadas. Tras la fuga de Ben Alí en Túnez, la dimisión de Mubarak y el asesinato de Gadafi, los yemeníes han logrado un final diferente para su propio proceso revolucionario.

En la plaza del cambio de Saná los miles de acampados que viven allí desde febrero mostraron su descontento con la firma porque supone la inmunidad para Saleh y ven ciertos parecidos con el caso egipcio.