«Lo traicioné porque estaba seguro de que me mataría»
Actualizado:Fue traicionado y entregado a sus captores por un 'hijo del desierto' que le había prometido lealtad y ayuda para escapar a Níger a cambio de un millón de euros. Saif al-Islam, el vástago más querido de Muamar Gadafi, confiaba en él y le comunicó por dónde y cuándo pasaría su convoy a la fuga, además de pedirle consejo sobre la mejor ruta para sortear a los revolucionarios del Consejo Nacional de Transición que ahora dirige Libia.
El nómada, llamado Yusef Saleh al-Hotmani, avisó sin embargo a las nuevas autoridades con la intención de tender una emboscada a los dieciocho vehículos en los que viajaban el hijo del exdictador y su séquito, sin duda un conjunto no lo suficientemente discreto para pasar desapercibido. «Llegué a un acuerdo con los combatientes que lo capturaron», confesó Al-Hotmani, y también reconoció, henchido de orgullo, que actuó con alevosía para que nada fallase. El hombre sabía que los vehículos atravesarían «el mejor lugar para la emboscada» la noche del 18 de noviembre, e instruyó a los revolucionarios en todos los detalles.
Diez combatientes de la ciudad de Zintan y tres de la propia tribu del delator estaban al acecho. Cuando se produjo la captura, el nómada se hallaba en compañía de la guardia personal de Saif al-Islam, a quien había recomendado marchar unos tres kilómetros por detrás del primer vehículo para dar tiempo a los asaltantes a reagruparse.
Ya en la zona, «bastó medio minuto para capturar el primer automóvil». Justo antes de la llegada del vehículo en que viajaba el hijo de Gadafi, los revolucionarios abrieron fuego de forma «muy precisa». Saif, según su traidor, trató de huir, pero desistió enseguida. Preguntado por qué lo hizo, Al-Hotmani se muestra pragmático: «Estoy seguro de que su intención era matarme cuando llegáramos a la frontera».