Egipto gana la primera batalla a los militares
El Ejército promete acelerar el traspaso de poder a los civiles, que sitúa ahora en el mes de junio
EL CAIRO. Actualizado: GuardarLa plaza Tahrir volvió a demostrar ayer el poder de la sociedad civil egipcia para enfrentarse a un régimen autoritario y dictatorial. La junta militar que gobierna el país accedió ayer a formar un «gobierno de salvación nacional» que será liderado por un ministro tecnócrata y a acelerar el proceso de transición y la entrega del poder a los civiles. Según lo acordado ayer con los principales partidos políticos del país, las elecciones presidenciales deberán celebrarse antes del 30 de junio del año que viene, fecha para la que Egipto deberá tener también una nueva Constitución.
En un discurso que recordaba a los que pronunció Hosni Mubarak en los convulsos días de enero y febrero que acabaron con sus treinta años de gobierno, el mariscal Mohamed Hussein Tantaui se dirigió ayer a la nación para anunciar estas medidas y asegurar que la junta militar piensa convocar un referéndum para decidir si los egipcios quieren que los militares sigan o no en el poder. La plaza Tahrir, que ayer vivió una de las mayores manifestaciones desde los días de la revolución, acogió el discurso del mismo modo en que recibía en febrero los del 'rais', con un fuerte «¡no nos vamos, él [Tantaui] se va!»
Presionados por cuatro días de manifestaciones y bajo la amenaza de que el país volviera a sumirse en una espiral de violencia, que en los últimos días ha dejado ya una treintena de muertos, la junta militar accedió ayer a reunirse con las fuerzas políticas, aunque muchas de ellas -excepto las islamistas- decidieron boicotear el encuentro. La noche anterior, el Gobierno interino liderado por Essam Sharaf, un Ejecutivo débil que no ha tenido margen de maniobra bajo el puño de acero de los militares, presentaba su dimisión en bloque en un gesto que se interpretó como de distanciamiento con las autoridades castrenses.
En la reunión estaban presentes los Hermanos Musulmanes, que habían rechazado unirse a la enorme protesta que ayer volvió a situar a la plaza Tahrir en el centro del mundo. La prioridad para la Hermandad y su partido, Libertad y Justicia, ha sido evitar que las elecciones legislativas, cuyo comienzo está previsto para el 28 de noviembre, fueran retrasadas, algo que han conseguido. Todos los pronósticos indican que el grupo podría hacerse con una importante mayoría en el Parlamento, aunque su negativa a unirse a la protesta podría pasarle factura.
Discurso insuficiente
Los grupos acordaron la creación de un gobierno de «salvación nacional», que tendrá todas las prerrogativas y cuya misión será salvaguardar los valores de la revolución que aconteció el 25 de enero. «Lo importante ahora es conocer quién formará ese Gobierno y si va a tener un poder real», aseguraba Yasser Kafaffy, un ingeniero que ayer conoció el anuncio de Tantaui en plena plaza Tahrir. «Los manifestantes no van a aceptar marcharse sin antes asegurarse de que este nuevo Ejecutivo va a poder hacer algo», reconocía.
Para muchos, las palabras de Tantaui no son suficientes. «La junta militar tiene que irse ahora, no en abril o en julio, tiene que marcharse inmediatamente, porque lo único que ha conseguido en diez meses en el poder es empañar la relación entre los egipcios y sembrar discordia», afirmaba Sayed Mohamed, un estudiante de Comercio.
Mientras que en la plaza Tahrir se vivió una jornada pacífica, el sonido constante de las ambulancias recordaba que a pocos metros de allí seguían teniendo lugar enfrentamientos muy violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. En los últimos dos días la Policía se ha mantenido replegada en las inmediaciones del Ministerio del Interior, objetivo de las iras de los manifestantes, que han comprobado cómo las viejas prácticas siguen estando a la orden del día. Los agentes utilizaron de forma masiva gases lacrimógenos contra los jóvenes con una profusión que ha provocado numerosas muertes por asfixia, algo que no ocurrió durante la revolución. Los proyectiles de goma, algunos disparados apuntando a la cara y a la parte superior del cuerpo, hicieron que varios activistas perdieran un ojo. También se utilizaron armas de fuego.
Tantaui prometió ayer abrir una investigación para esclarecer los hechos y pedir cuentas a los responsables de la represión. Pero, desde que asumieran el poder, los militares ya han prometido muchas investigaciones de las que aún no se tienen resultados. El caso más flagrante es el de la masacre de coptos del pasado 9 de octubre, en el que murieron 26 personas a tiros o aplastadas por tanques militares y cuyo único resultado ha sido el encarcelamiento de uno de los blogueros más célebres del país, Alaa Abdel Fattah, que aún no ha sido presentado ante el juez y al que se le acusó de instigar la violencia.