crisis financiera

El Banco de Valencia acumula el 65% del riesgo con la construcción

La alta concentración de préstamos al ladrillo le condena a recibir ayuda pública para evitar la quiebra, según los expertos

VALENCIA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La exposición al negocio de la construcción, que sustentó los amplios beneficios y las altas cotizaciones bursátiles de la época de la bonanza, han llevado a Banco de Valencia a su debilitada situación actual. Los problemas de la entidad se entienden al analizar los sectores a los que concedió los créditos. El 65,85% de los euros que tenía prestados a final del año pasado estaban concentrados en el sector de la construcción y las actividades inmobiliarias. La media del sector en España, según datos del Banco de España, se situó en el 58,2%.

La tabla de distribución de riesgo de la entidad que contiene la auditoría de Deloitte a Banco de Valencia sobre las cuentas a 31 de diciembre de 2010, refleja que el 44,7% de los préstamos se concedieron a las actividades inmobiliarias y servicios empresariales mientras que el 21,15% correspondió al epígrafe de construcción. Durante 2009, el porcentaje fue del 67,86%.

Las otras actividades que recibieron más porcentaje de crédito por parte de Banco de Valencia fueron la industria manufacturera, que en 2010 tenía el 9,15% del dinero prestado por la entidad mientras que en 2009 el porcentaje se elevó hasta el 10%. El apartado de comercio y reparaciones también vio reducido su volumen de préstamos desde el 5,3% hasta el 4,92%.

Vicente Pallardó López, doctor en economía por la Universitat de Valencia y profesor del Departamento de Estructura Económica de la Universitat de Valencia, asegura que cuanto mayor es la concentración del crédito, especialmente si es en la construcción, más difícil es la situación de las entidades. «Las cajas de ahorro no son las únicas que se han concentrado especialmente en la construcción. El riesgo que Banco de Valencia ha asumido en este sector está por encima de la media lo que demuestra que realizaron una política de gestión de riesgos inadecuada», apunta Pallardó para asegurar que esta situación «tiene consecuencias y eso es lo que le ha pasado a otras entidades que han quebrado porque esto es sota, caballo y rey. No se puede tener esos riesgos».

El futuro del Banco de Valencia, según asegura Pallardó, no tiene por qué adquirir tintes dramáticos ni existe un riesgo de que los clientes de la entidad sufran ningún tipo de consecuencia por la situación del banco. Pallardó considera que, una vez pasada la recapitalización de la entidad, volverá a funcionar sin ningún problema. «Llegará el FROB, lo saneará y lo volverá a sacar al mercado», apunta el experto, que añade una matización.

El verdadero problema para Pallardó es dónde volverá a operar Banco de Valencia cuando se retire el FROB y devuelva a la entidad saneada al mercado. «Si cada uno que cae se lo queda el BBVA o el Santander no será bueno», apunta. El riesgo que percibe Pallardó es que no se vigile la competencia. «En Estados Unidos, donde los bancos grandes se han quedado los pequeños y medianos, se empieza a ver un problema de concentración excesivo y eso podría ocurrir aquí. Siendo correcta la estrategia hay que mirar quien reprivatiza la entidad nacionalizada para que no se incurra en un problema de competencia».

Cerrojazo absoluto

La abultada exposición al negocio inmobiliario contrasta con las directrices que Banco de Valencia aseguró llevar con este sector durante el año 2010. Respecto a los suelos, asegura que como «política general, en la actualidad no se facilitan operaciones para financiar nuevos desarrollos de suelo». Sin embargo, Deloitte afirma que en los «suelos financiados con desarrollo a largo plazo se asegura la realización de las inversiones mínimas imprescindibles para mantener su valor y expectativas urbanísticas, creando sociedades participadas por el Banco junto con los clientes y/o profesionales del sector». De hecho, la mayoría de las participaciones empresariales de Banco de Valencia corresponden a sociedades urbanísticas.

Con la promoción de viviendas, la política es similar. «No se facilitan operaciones para financiar nuevas promociones de viviendas». Existe la excepción si son «en régimen de vivienda protegida y sobre suelos previamente financiados».

Esto se realiza para «dar salida a los suelos financiados» y para «facilitar un mínimo nivel de actividad a los clientes». La estrategia con los promotores se completa con «la conversión de préstamos promotor a la modalidad ICO que permite alargar los plazos de reembolso destinando las viviendas al alquiler con opción de venta». La auditoría también reconoce que a los promotores se les ayudará con la venta de las viviendas que les ha financiado el banco «ofreciendo condiciones preferenciales de financiación a los clientes finalistas».