«Me traicionó una sangría, no el cava»
«No veo mal un impuesto a las grandes fortunas porque hay que arrimar el hombro», declara la presidenta de Codorníu María del Mar Raventós Empresaria
MADRID.Actualizado:Mar Raventós (Barcelona, 1952) es la gran dama del cava. Pertenece a una familia con más de 500 parientes y es desde 1998 la presidenta del Grupo Codorníu, empresa que lleva 450 años fabricando vino. Así que, claro, ella ama la tradición. Su estatura y su porte imponen de entrada. Pero en el trato directo deja un retrogusto agradable porque es de una simpatía 'brut nature', sin azúcares añadidos.
- ¿En qué se parece usted al cava?
- En que soy alegre.
- Pues da una imagen de mujer contenida.
- A veces tengo que hacerlo, porque soy tan llana y sencilla que demuestro enseguida mis sentimientos.
- ¿Guarda el recuerdo de aquella primera cucharada de cava?
- No, porque era un bebé. Pero como lo he hecho con mis hijos lo tengo muy presente.
- ¿Qué cara pone un recién nacido al probarlo?
- ¡Horrible!
- ¿Será por eso que sus hijos nunca han hecho botellón?
- No. Quizá porque en casa les he dejado beber siempre y les he inculcado que hay que saborear el alcohol despacio.
- ¿Va a la viña en 'mercedes', como los de 'Gran reserva'?
- A veces nos fijamos en cosas accesorias. A la viña tienes que ir como sea. Y si tienes un 'mercedes' vas en él, pero te bajas y te ensucias los zapatos. Yo voy mucho a la viña y estoy super a gusto con todos los trabajadores. Vibro con ellos.
- 'In vino veritas'. ¿Suele decir verdades como puños?
- Las digo. A veces me falta un poquito de tacto, pero como soy mujer me cuesta poco rectificar.
- Tiene más de 500 parientes, creo.
- 529. Me habría espantado nacer en una familia pequeña. Tuve siete hijos, aunque uno falleció pocos días después de nacer. Son situaciones que afrontas y sigues adelante.
- No hablará usted francés en la intimidad y una vez en casa en lugar de cava descorcha champán.
- No. El otro día, por el cumpleaños de mi marido, descorché el nuevo Anna de Codorníu Blanc de Noires, un cava blanco hecho con uva tinta. La vida está llena de buenos momentos.
- Sí, pues está la cosa como para celebrar...
- Nada, que llegas a casa y te encuentras con tu marido, pues abres una botellita.
- Siempre que te lleves bien con tu marido.
- Y si te llevas regular, una botella de cava también ayuda.
- Vende muy bien su producto.
- O que el niño te ha sacado buenas notas... Es que si no, te vuelves demasiado mecánico. Mostrar los sentimientos es bueno.
- Esto lo dice una licenciada en Psicología.
- Estudié esa carrera por mi hermana mayor, que es disminuida psíquica. Cada jueves por la tarde me dedico a ella.
- ¿Nunca le ha traicionado el alcohol?
- Una vez. Tenía catorce años y no fue con cava sino con una sangría. Aprendí lo que es pasarse. Es que yo doy mucha importancia al control sobre uno mismo.
- Tiene fama de conservadora y muy religiosa. ¿Exageran?
- Ni mucho ni poco, soy coherente con mis ideas. Y creo que soy actual, de este mundo.
- ¿Se ha privado de algo por la crisis?
- Siempre me he privado de cosas, pienso que es bueno. El año pasado decidí no comprarme ropa y donar ese dinero.
- Creo que también le gusta ducharse con agua fría.
- No me gusta nada. Pero de vez en cuando lo hago. Y mis hijos también. Te enseña lo que tienes y lo que no tienes.
- ¿Es partidaria del impuesto a las grandes fortunas?
- Soy partidaria de que todos arrimemos el hombro. No lo veo mal siempre que ayude y se canalice bien.
-¿ Sueña con una Cataluña independiente?
- No. Sueño con un mundo en el que haya trabajo y se valore a las personas. Un mundo global, no de parcelas pequeñas.
- ¿Sabe que es usted de las pocas mujeres con poder que no están operadas ni retocadas?
- Lo sé, pero por suerte no tengo tiempo para eso. Me encantan las arrugas. Las veo como signo de madurez, de los hijos que he tenido. Y creo que mi marido me quiere como estoy.