«El casco histórico de Cádiz está sobreprotegido, no todo lo que hay es bueno»
Víctor Manuel Gómez. Decano del Colegio de Arquitectos
CÁDIZ.Actualizado:Llegó al cargo hace apenas unos meses y se ha topado de bruces con una realidad que nada tiene que ver con la de hace apenas cinco años. Tradicionalmente, el colectivo de arquitectos ha gozado de una buena posición social y económica. Eso, como en tantos otros colectivos, está pasando a mejor vida y Víctor Manuel Gómez lo ve cada día desde su despacho de la Plaza Mina. Aún así, saca tiempo para hablar de Cádiz desde un punto de vista arquitectónico -ahora que acaba de aprobarse el PGOU de la ciudad- y de la Bienal que se celebrará en septiembre, que preparan con muchísima ilusión.
-¿Cómo definiría Cádiz desde un punto de vista arquitectónico?
-Cádiz tiene dos ámbitos totalmente diferentes: el casco histórico y extramuros. El casco histórico es uno de los más importantes de España, de Europa y casi del mundo me atrevería a decir, al menos en lo que yo conozco. Las actuaciones allí tienen que ser muy controladas y muy medidas. Pero al mismo tiempo ágiles para que el centro no se quede muerto. Es un casco histórico que se ha ido haciendo a lo largo de los siglos y se conservan muestras de incalculable valor, como los restos arqueológicos que han aparecido debajo del cómico. Eso es una joya impresionante. Y al mismo tiempo, en ese mismo sitio hay un edificio absolutamente moderno con un interés arquitectónico importante y que está muy bien integrado. Eso es lo que permite que el casco histórico se oxigene y no se quede muerto.
-¿Y extramuros?
-Esa es la otra cara de la moneda. Es un modelo de lo que no hay que hacer. Extramuros se ha hecho con un total descontrol, consecuencia de los desarrollos inmobiliarios de la segunda mitad del siglo XX. Se hizo de forma anárquica y ahora solo nos podemos limitar a una serie de acciones puntuales y poco más. Cuando se fue haciendo no había una idea de ciudad global y nos encontramos casos como la línea del paseo marítimo, con esos edificios enormes que han formado una muralla que perjudica a la playa. Se podía haber hecho de otra forma y no por ello habría menos viviendas. Igual ocurre con la Laguna, un barrio muy masificado. Al final todo eso nos ha llevado a que no se hayan dimensionado bien los equipamientos y los servicios, en general en todo Cádiz.
-Pues difícil solución tiene esto de cara al futuro, ¿no?
-Pues sí. Tan sólo se pueden hacer pequeñas actuaciones. Ahora se está haciendo una labor de tratar de recuperarlos, pero dentro de lo que se puede. Yo creo que en los últimos años se han perdido oportunidades magníficas para haber hecho las cosas de otra manera. Me refiero al barrio de Astilleros y a Telegrafía sin Hilos. Se ha contado poco con el colectivo de arquitectos y si se hubiera hecho posiblemente habrían salido cosas mejores para la ciudad.
-¿El centro está suficientemente protegido?
-Para mí está sobreprotegido. No todo lo que hay es bueno. Esa protección total a la que se le ha sometido va a ser perjudicial, porque se pueden integrar cosas modernas -como de hecho ya hay- que enriquecerían el patrimonio. Hay elementos que no deberían estar, como el edificio del Balandro, lo que llaman Hollywood, la calle Venezuela... sin embargo hay otras cosas absolutamente interesantes, como la Escuela de Náutica. Es un edificio magnífico, de una calidad arquitectónica impresionante. Eso demuestra que dentro de un casco histórico se pueden hacer cosas nuevas que están perfectamente integradas.
-¿Cómo debe ser la relación de la ciudad con el mar? ¿Qué opina del proyecto para tirar la verja del muelle e integrarlo en la ciudad?
-Eso es imprescindible para el futuro de Cádiz. Pero siempre que se haga contando con los profesionales. Son temas que hay que debatir mucho y hacerlo muy bien. La ciudad tiene que abrirse al mar.
-¿Y la Aduana? ¿Se ha hecho bien manteniéndola o se debería haber derribado?
-A ver. A ningún arquitecto le gusta tirar un edificio porque sí, pero entiendo que cuando el bien general es superior al particular hay que hacerlo. Partiendo de que la Aduana es un edificio de mentira. Es de finales de la década de los 50 hecho con un estilo de finales del siglo XIX.
-Llegó 50 años tarde...
-Claro. Yo lo demostré en una mesa redonda celebrada en el Colegio de Arquitectos. Excepto un compañero, José María Esteban, todos los demás estábamos de acuerdo. Desde César Portela, que es el autor de toda la reordenación de la Plaza de Sevilla, todos teníamos claro y quedó demostrado que para el bien de la ciudad había que prescindir de ella. Y sobre todo porque no es un edificio que tenga grandes valores arquitectónicos. No responde a su tiempo y además es todo fachada, porque por dentro tiene una estructura metálica. Es todo mentira. Es mucho más interesante la estación vieja, que no se puede poner en valor porque la Aduana la tapa.
-En definitiva, que la reordenación de la Plaza de Sevilla se quedará en un quiero y no puedo...
-La Plaza de Sevilla siempre ha sido un caos. La única forma de poner orden allí es contando con el espacio de la Aduana. Esa decisión que se tomó de mantenerla va a ser un lastre para la ciudad durante muchos años. Sin ninguna duda.
-¿Qué actividades tienen previstas desde el Colegio de Arquitectos de cara a 2012?
-Bueno, después de la Cumbre de Jefes de Estado, el mayor acto que va a haber en Cádiz va a ser la Bienal de Arquitectura Iberoamericana. Se celebrará la segunda semana de septiembre y esperamos que sea un éxito. No tenemos muchos recursos pero sí mucha imaginación.
-Centrándonos más en el colectivo de arquitectos, ¿cómo les está afectando a ustedes la crisis?
-Esta siendo demoledora. Aparte de por la crisis en sí, se están juntando demasiadas cosas. Nos está obligando a replantearnos la profesión. La sociedad tiene una imagen de los arquitectos que posiblemente no se corresponde con la realidad. Cuando ha habido mucho trabajo nos hemos dedicado a hacer edificios y poco más, pero tenemos una formación que da para hacer muchas más cosas. La crisis nos está ayudando a poner en valor esas otras cosas. El trabajo de la edificación está absolutamente parado y hay un volumen de desempleo en la profesión brutal. Los visados han caído un 400% y la gente está pasando por momentos muy críticos. Además estamos obligados a pagar seguros por un edificio durante diez años, aunque no trabajemos... un desastre. Hay casos verdaderamente dramáticos entre los compañeros de profesión.
-Por concluir, ¿con qué edificio de Cádiz se quedaría?
-Bueno, obviando los institucionales, me quedaría con la Escuela de Náutica. Y también con las viviendas de Álvaro de Siza, las que están frente a la antigua Cárcel Real. Y por supuesto me quedaría con el parque de bomberos.
-¿El parque de bomberos?
-Hombre claro, es culpa mía. Y creo que es un magnífico edificio. Aunque bueno, eso no lo pongas.