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ESPAÑA

Rubalcaba lucha hasta el último aliento por lograr una derrota digna

Reclama a los simpatizantes que aún creen en el PSOE que no escatimen esfuerzos para persuadir a los desengañados

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«Ya sé que tú confías en mí, lo que pretendo es que convenzas a otros». Ninguna frase puede describir mejor la situación en la que se encuentra el PSOE que esta respuesta de Alfredo Pérez Rubalcaba a un simpatizante espontáneo. «Cincuenta y tantas horas nos quedan y aún hay muchos que se lo están pensando -advirtió ayer en uno de sus mítines de final de campaña-; uno puede hacer muchas llamadas de teléfono, hablar con mucha gente, tomar muchos cafés (descafeinados) y todo eso lo tenemos que hacer porque el voto se gana en el cara a cara, en el puerta a puerta».

Hasta el último aliento ha peleado el candidato socialista para intentar, no ya una victoria, sino al menos un resultado digno en las elecciones de mañana. Si algo se puede decir de él es que se ha dejado la piel en su intento de movilizar a un electorado confundido, enfadado y desmotivado por las respuestas que el Gobierno por el que votaron en 2008 ha dado a la feroz crisis económica. Miles de kilómetros, carreteras, aviones, discursos, centenares de entrevistas y, hasta el pitido final del intenso partido, ni un hueco en su agenda.

Rubalcaba protagonizó ayer cuatro actos y eso que tuvo que suspender uno por problemas técnicos en el avión que debía desplazarle a Huelva. En esta provincia, como en toda Andalucía, los socialistas se juegan el tener un resultado digno en las elecciones de mañana. Porque sobre los votos de esta región, y también de Cataluña, ha cimentado siempre el PSOE sus victorias. Ahora, el feudo se tambalea. Por eso la jornada final tuvo parada en Punta Umbría, Lebrija y Jerez de la Frontera.

Fe socialista

Si uno se tuviera que fiar del nivel de entusiasmo de los asistentes a los mítines podría pensar que las cosas no están tan mal como pintan las encuestas, pero los argumentos del propio candidato van por otros vericuetos. Un mitin, y otro y otro, hasta llegar al municipio madrileño de Fuenlabrada, la traca final, se desgañitó pidiendo a quienes aún confían en el PSOE que hagan poco menos que de predicadores de la 'fe' socialista. «Tanto más cuando el voto que tenemos que ganar es el de gente que nos ha acompañado durante mucho tiempo y ahora está en casa, no va a venir a vernos; por tanto -insistió ayer en Fuenlabrada-, os pido que vayáis y les expliquéis que hemos sido los socialistas los que hemos hecho lo que la derecha se quiere llevar por delante». Y si cuestionan lo realizado en los dos últimos años, otro argumento: «Que es verdad, que nosotros mismos encontramos cosas a mejorar, pero que somos socialistas y que el verdadero patriotismo consiste en poner por delante los intereses de tu país».

Rubalcaba no quiere que los indecisos se queden en casa, pero tampoco que se inclinen por otras opciones de izquierda. Ese fue de nuevo uno de sus argumentos principales. «Cuando los progresistas fragmentamos el voto nos debilitamos, nunca somos tan fuertes como cuando nos unimos. Solo un PSOE fuerte puede hacer frente a esta derecha», advirtió.

Una derecha que, según él, trae malas intenciones. A todos los recortes que asegura que traerá, sumó ayer uno más. «A los pensionistas les digo que tengan precaución». El recurso del miedo.