El peligro de exprimir a Leo Messi
Guardiola medita darle descanso al igual que a muchos jugadores que han vuelto extenuados por los partidos con sus respectivas selecciones El argentino llega al límite tras jugar con Argentina
BARCELONA.Actualizado:No es la primera vez que Leo Messi vuelve exprimido física y emocionalmente de la selección argentina. Es el tributo que debe pagar el mejor jugador del mundo por intentar levantar a una albiceleste que lleva años sin un rumbo definido. Al final toda la presión recae sobre el rostro más visible, el del barcelonista.
El 1-2 de Barranquilla limpió el inesperado 1-1 ante Bolivia en Buenos Aires, pero mientras en Argentina crece la esperanza futbolística, en Barcelona se ha instalado la preocupación por el desgaste que sufre el '10' sumando viajes, entradas violentas, cambios de clima (el martes jugó con más de 30 grados y una altísima humedad)... A todo ello, que no es nuevo, sí se suma ahora esa autoexigencia de Messi por cumplir con el papel de salvador de su país que se le ha otorgado en esta función. Y el rostro que se le vio en las imágenes de televisión tras los dos partidos obliga a rezar en el Camp Nou: extenuado, serio, dolorido, vaciado...
El debate es lógico. ¿Debería Pep Guardiola dar descanso a Messi ante el Zaragoza? Y la respuesta más prudente, teniendo en cuenta que el Barça se juega el miércoles en San Siro ante el Milan la primera plaza de su grupo que tantos privilegios da en octavos de final (factor campo, un rival más débil sobre el papel...), tendría que ser afirmativa si el protagonista no fuese Messi, un animal competitivo que disfruta como un niño en el campo y se enfada cuando le sientan en el banquillo. Ante la Real Sociedad en Anoeta, tras el parón de principios de septiembre, entró como suplente en las rotaciones y el Barça no solo lo pagó con un empate (2-2) que a la larga le puede costar muy caro en una Liga tan igualada, sino que la expedición de regreso a casa tuvo que soportar la cara de enfado del argentino.
Entrenamiento suspendido
A falta de que el técnico dé alguna pista sobre sus intenciones, su compañero Thiago salta como un muelle cuando le preguntan: «Leo tiene que jugar siempre, es formidable, único». Aunque haya completado 23 de los 24 partidos desde inicio de temporada (18 con el Barça entre todas las competiciones y 6 con Argentina), los que conviven con él en el vestuario prefieren que pise siempre el césped, que se dosifique si quiere en alguna fase del partido dejando de presionar a la zaga rival o jugando más de pasador que de driblador en carrera, pero que esté ahí, muy cerca, para que sea feliz haciendo feliz a la gente con sus goles y con su fútbol.
Lo cierto es que el día que se cumplían ocho años de su debut en el primer equipo en un amistoso en Oporto, se subió a otro avión para aterrizar en Barcelona tras realizar 24.000 kilómetros en diez días. Un afortunado taxista le trasladó a él y a Mascherano, otro que seguramente descansará y a quien habrá que examinar tras arriesgar un tobillo maltrecho en Colombia, hasta la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí, donde visitó el gimnasio antes de pasar por su casa. Allí se encontraron con una buena noticia. Guardiola suspendió el entrenamiento de este jueves porque el miércoles comprobó que los internacionales españoles llegaron de Costa Rica al límite, con David Villa habiendo jugado 180 minutos en solo cuatro días. El debate de Messi también podría valer para el 'Guaje'. Y para Alexis, que también ha regresado de Chile tras jugar uno de los dos partidos, ante Paraguay (ganó 2-0).