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Rubalcaba hace de su acto con Zapatero el día del orgullo socialista

Patxi López, Griñán, Eduardo Madina, Felipe González y Alfonso Guerra reivindican los 130 años de historia del partido

PAULA DE LAS HERAS
MÁLAGA.Actualizado:

No es fácil salir en estos días a la calle y declararse socialista. Los dirigentes del PSOE lo reconocen implícitamente cada vez que afirman que en los nefastos sondeos se adivina mucho voto oculto. Y Alfredo Pérez Rubalcaba lo manifiesta cuando pide a los simpatizantes pueblo tras pueblo y ciudad tras ciudad que hagan el «esfuerzo» de convencer a sus vecinos de que, «aunque se hayan hecho algunas cosas mal», merece la pena votar a su partido. A eso quiso dar la vuelta en Málaga el equipo de campaña del candidato.

En apenas tres días, fueron capaces de convertir el que iba a ser el único acto de Rubalcaba con el denostado José Luis Rodríguez Zapatero en el 'día del orgullo socialista'. Toda una 'salida del armario'; una suerte de catarsis en el sentido griego (es decir, lo que la Real Academia de la Lengua define como una «purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza»).

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán; el lehendakari, Patxi López; los dos 'totems' de la vieja guardia, Felipe González y Alfonso Guerra, a través de un vídeo, y las nuevas generaciones, representadas por la secretaria de Organización de los socialistas andaluces, Susana Díaz, el diputado vasco Eduardo Madina y la murciana María González reivindicaron ante un público entregado, alrededor de 7.000 personas, los valores de su su partido.

Cada uno a su manera. Hubo ni más ni menos que nueve oradores. Junto a los anteriores, la directora de la campaña socialista, que actuó como presentadora, Elena Valenciano, y la cabeza de lista por Málaga y una de las políticas que más fidelidad ha demostrado nunca a Zapatero y, después, también a Rubalcaba, Trinidad Jiménez. «Id a votar con orgullo, id a votar con emoción -reclamó Madina- y ganaremos la partida».

Ese fue el tono que impregnó todo el acto. Un acto que fue también, en cierto modo, de desagravio hacia Zapatero pero, eso sí, dentro del contexto de los 130 años de historia del partido. Porque Rubalcaba lleva días defendiendo que es eso, lo que el PSOE ha representado históricamente y lo que ha construido en la democracia, lo que realmente está en juego el domingo. «Podemos comparecer con el orgullo de decir -de nuevo la palabra mágica 'orgullo'- que aquí está un partido que siempre ha defendido a España», alegó el propio presidente del Gobierno.

Zapatero tuvo por un día motivos para sonreír. Todos, y de manera especial el líder de los socialistas andaluces, glosaron sus logros, sobre todo, los que mejor casan con la filosofía socialista: la lucha por la igualdad y la ley de la dependencia. Griñán incluso recordó que arrancó su mandato retirando las tropas de Irak «y lo termina abatiendo a ETA». Un mérito, este último, que tuvo que compartir con el candidato y que él atribuyó también a Patxi López.

Enfado

Fue éste quien ofreció el discurso más emotivo. «Sé que hay gente indignada y lo comprendo -dijo- pero los socialistas hace más de 130 años estuvieron indignados y nos levantamos y empezamos a luchar en los campos, en las minas, por la igualdad de oportunidades, por la justicia social; y ahora necesitamos más votos para defender todo eso».

Zapatero también tiró de su propio legado para defender que el PSOE es el «pilar de los derechos civiles» y pidió el voto para que «quien quiera que este país siga siendo progresista» vote a Alfredo Pérez Rubalcaba. «Cuando de verdad le he conocido a fondo ha sido en la tarea de gobierno, en la responsabilidad; siempre le he visto encontrar una solución a cualquier problema», sostuvo.

Él no se dirigió de manera expresa al electorado que puede estar enfadado con sus políticas o con las decisiones de ajuste del gasto tomadas en los dos últimos años, pero sí defendió su necesidad. «Somos quienes defienden a España y somos capaces de arriesgar incluso en solitario», se reivindicó.

Rubalcaba le apoyó. «Él ha hecho lo más importante: ha puesto por encima de los intereses de su partido, los intereses de su país. Es -dijo- nuestro mayor capital».