Bruselas quiere mandar en los presupuestos de los socios de la UE
Avalado por Merkel, Van Rompuy plantea intervenir en las cuentas y retirar el derecho de voto a quien no reduzca el déficit
BRUSELAS. Actualizado: GuardarEl doble presidente de la UE y de la Eurozona, Herman Van Rompuy, desveló ayer las líneas maestras sobre las que trabaja para demostrar a los mercados que los miembros de la moneda única jamás renunciarán a su «destino común». El exprimer ministro belga explicó que analiza otorgar los poderes necesarios a Bruselas para que intervenga en la elaboración de los presupuestos nacionales. Aunque el planteamiento todavía está en fase de estudio, Angela Merkel se apresuró a avalarlo y proclamó que Alemania está «preparada» para ceder parte de su soberanía en defensa del euro.
Van Rompuy desgranó su planes en el Parlamento Europeo con la vista puesta en la cumbre del 9 de diciembre, día en el que presentará la propuesta a los Veintisiete. A partir de entonces, se abrirá un proceso de negociaciones concebido para cambiar radicalmente la estructura de Europa y corregir las debilidades en la gobernanza económica destapadas por la crisis. El presidente de la UE insistió en que un futuro despejado para el bloque contribuirá a reducir las tensiones actuales en los mercados. «Son las dos caras de la misma moneda. Las soluciones más inmediatas no serán creíbles sin una perspectiva a largo plazo», remarcó.
El responsable comunitario situó bajo el epígrafe de 'disciplina fiscal' sus propuestas más destacadas. Van Rompuy indicó que los socios deberán decidir si «una autoridad central podrá intervenir en los presupuestos nacionales». Con las últimas reformas, que entrarán en vigor a mediados del mes que viene, la Comisión podrá examinar las cuentas de un socio con déficit excesivo y emitir recomendaciones. La idea sugerida por Van Rompuy va un paso más allá y permitiría a Bruselas forzar cambios antes de que el Parlamento del país apruebe definitivamente los presupuestos.
Cortar los fondos
El exhaustivo control del gasto se acompañaría con unas sanciones más contundentes que las actuales, que ascienden al 0,2% del PIB nacional -2.000 millones en el caso de España-. El líder comunitario abogó por estudiar la opción de «suspender» el derecho de voto de un socio e incluso congelarle los fondos europeos, entre ellos las multimillonarias partidas estructurales. Estas penalizaciones se aplicarían si un país no toma medidas para reducir el déficit al 3% y la deuda al 60%, los límites consagrados por Europa como puerta para garantizar la estabilidad.
Van Rompuy indicó que la disciplina presupuestaria tiene que ligarse a una mayor integración económica. Para ello, planterará a los miembros del euro una «mutualización limitada de la deuda pública». Es decir, que los eurobonos tan denostados por Alemania y considerados por algunos expertos como la vía para desactivar la crisis también estarán sobre la mesa de negociaciones. Una armonización de los impuestos, especialmente el de sociedades, e incluso de algunos aspectos sociales cerrará el paquete de propuestas.
Aunque Van Rompuy no ofreció ninguna pista sobre cómo se articularían los nuevos poderes de la UE, la presencia del presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, dio pie a la apertura del debate. El primer ministro luxemburgués defendió que su puesto al frente de los ministros de Economía sea de cáracter permanente y con sede en Bruselas. Esta posibilidad despejaría el camino al nombramiento de un 'superministro' de Finanzas como el que defendía Jean-Claude Trichet.
Las propuestas de Van Rompuy llevan en buena medida el sello de Merkel, que ayer no dudó en mostrarle su respaldo. La canciller remarcó su apuesta por «monitorizar e intervenir» en la preparación de los presupuestos. Además, pretende que se pueda denunciar a un país ante el Tribunal de la UE si no cumple con la reducción del déficit. «Tenemos que demostrar a los mercados y al mundo que la zona euro seguirá unida, pero también que estamos dispuestos a ceder una pequeña parte de nuestra soberanía», proclamó.