La presión sobre la deuda española se dispara a máximos desde 1997
La especulación impulsa la prima de riesgo a 479 puntos en una corriente que contagia a Francia
MADRID. Actualizado: GuardarEl acoso, lejos de atemperarse, se recrudece. Los mercados, más bien los especuladores, obligaron ayer al Tesoro a pagar un interés del 5% en dos emisiones de letras a doce y a dieciocho meses. Se trata del coste más alto para ese tipo de 'papel' desde 1997 y, atención al dato, un 40% superior al que el organismo presidido por Soledad Núñez tuvo que pagar hace apenas un mes. Los problemas por la desconfianza y el contagio de los males griego e italiano no quedan ahí, otros países hasta ahora 'a salvo' del castigo, como Francia, Bélgica o Austria, vieron dispararse su prima de riesgo hasta niveles récord desde la llegada del euro. La española, una vez más, registró un nuevo máximo, en los 479 puntos básicos. Las bolsas y el euro cayeron.
Lo que se presentaba como un enorme muro de contención, la solución del disparate Berlusconi con la llegada de Mario Monti, ha cedido por las grietas que siempre encuentran los mercados. Abriendo una vía de agua que preocupa, y mucho, en Bruselas. Nada consigue frenar el golpe. Lo peor es que no se vislumbra el final del túnel, y menos ahora que la sombra de la recesión planea sobre la Unión Europea.
Los datos del Tesoro no dejan lugar a dudas. Aunque la ministra de Economía, Elena Salgado, prefirió fijarse en la «altísima demanda» que, sí, fue buena. Al menos eso nos diferencia de Italia, hacia la que existe verdadera aversión entre los inversores. Pero siempre es fácil comprar deuda española sabiendo que es imposible que caiga (en ese escenario el euro sería tan solo historia) y cuando el Tesoro ofrece suculentas rentabilidades. Tan atractivos intereses que dejan en papel mojado cualquier oferta de superdepósitos de las que estos días alimentan la guerra que protagonizan bancos y cajas en busca de capital.
Se colocaron 2.600 millones de euros en letras a 12 meses, por las que se pagó un interés marginal del 5,2%; y otros 557,9 millones en títulos a dieciocho meses con un rendimiento del 5,3%. Eso supone sobrecostes respecto a octubre del 41% y del 38%, respectivamente. La presión sobre el organismo dependiente de Economía se mantiene, ya que mañana tiene anunciada una emisión de obligaciones a diez años por las que, casi con toda seguridad, habrá de pagar entre un 6% y un 7%.
Tras conocerse el detalle de la emisión, el diferencial del bono español a diez años en el mercado secundario respecto a su homólogo alemán (la prima de riesgo) se disparó a niveles récord. Y llegó a los 457 puntos básicos. España pagaba un 6,3% por sus títulos mientras Berlín, tan solo un 1,75%. La gran beneficiada de esta crisis de deuda, aparentemente, es Alemania, que ha logrado financiarse en los mercados casi gratis. Un colchón que permite a Ángel Merkel respirar ante el electorado de su país pero que levanta ampollas en otras plazas importantes de la UE.
Y es que el desastre fue todavía más allá. Pasadas las seis de la tarde y cerrada la bolsa, el número que todos vigilan era ya de 479 puntos. Grecia fue intervenida en los 450 puntos, la ayuda llegó a Irlanda cuando su prima de riesgo estaba en 544 y Portugal se lanzó en brazos de la Unión Europea en los 627.
El portavoz de Asuntos Económicos de la Unión, Amadeu Altafaj, salió al paso para descartar cualquier hipotético rescate a España. Una obviedad, por otra parte, pues si no hay dinero para devolver la vida a Italia tampoco lo hay para España. «Esta cuestión no ha sido planteada, y no tengo ningún comentario que hacer», zanjó Altafaj, quien aseguró que los ataques no responden a los fundamentos de la economía española.
Tiempo perdido
La fotografía actual retrotrae a principios de agosto, cuando saltaron las alarmas sobre la credibilidad y capacidad de pago de Italia y España, y la Unión Europea tuvo que forzar la máquina. Se impulsaron los cambios de Gobierno en Atenas y Roma y, al tiempo, se escenificaron multitud de reuniones de líderes sin liderazgo (así lo creen muchos, incluido Estados Unidos) para atemperar la situación.
Tiempo perdido, a juzgar por el desastre reinante. Un caos que pone ya en la picota a países que se suponían al margen del contagio. Y es que ayer la prima de riesgo francesa llegó a 190 puntos básicos; la belga, a 312; la austríaca, a 181 puntos; la holandesa, a 63 y la finlandesa, a 70 puntos básicos. Todos valores máximos desde la puesta en marcha de la moneda única. El contagio pasa a ser pandemia y toca el núcleo del llamado 'Merkozy', con lo que es posible que la respuesta realmente efectiva llegue más pronto que tarde. Ahora la presión se traslada en parte al Banco Central Europeo, que trata de frenar la sangría comprando deuda soberana. Muchos reclaman a Mario Draghi que dé un paso más y adquiera esos títulos en el mercado primario.