Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
los lugares marcados

Un espacio propio

Josefa Parra
Actualizado:

Como condición sine qua non para la creación literaria, Virginia Wolf propugnaba la habitación propia, el espacio individual. Contra el concepto de lo comunitario y lo compartido –donde también hay creación, pero de otro signo–, ella defendía la necesidad del escritor de mantener una burbuja en la que los ruidos externos (entendidos como interferencias no sólo acústicas sino también, o sobre todo, físicas) no pudiesen penetrar durante el tiempo sagrado del trabajo creativo.

Virginia Wolf hizo uso provechoso de esa habitación propia y nos legó colecciones maravillosas de cuentos, ensayos iluminadores, y nueve novelas entre las que se encuentran algunas de las imprescindibles del siglo XX. No digo yo que cualquiera de nosotros sea capaz de tanto, pero sí que creo que todos podríamos ahondar un poco más en nuestra creatividad si contáramos con ese rincón (que puede ser apenas una mesita de trabajo, un secreter, una esquina reservada con un biombo en la habitación) en el que permitamos la llegada de la soledad creadora, en el que seamos nosotros solos contra el papel y el lápiz, o contra lo que sea que utilicemos para expresarnos.

La escritura puede ser, entre otras muchas cosas, el método idóneo para la higiene mental. Escribir es a menudo curarse de uno mismo, bucear en nuestro interior para observarnos, comprendernos y repararnos. Escribir no nos asegura (quien piense eso acabará chasqueado) llegar a ser escritores. Pero sí nos garantiza claridad, iluminación. Escribir nos ordena, nos equilibra. Hagan la prueba: busquen su espacio propio, uno donde puedan sentir su entera y espléndida individualidad, donde se sientan únicos, y escriban para sí mismos. Es toda una experiencia.