Rajoy muestra a su esposa una medalla de la Virgen del Pilar en el mitin de Zaragoza. :: J. CEBOLLADA / EFE
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El PP se hace con el apoyo de la derecha regionalista

Rajoy afirma que los pactos con UPN y PAR son ejemplos de que todos se pueden «sumar al cambio» sin renunciar a su ideología

ZARAGOZA / PAMPLONA. Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy ha dedicado buena parte de la campaña electoral a vender por toda España las bondades de sumarse al cambio político. Un paso que, a su juicio, se puede dar sin renunciar a la ideología de cada uno. Un equilibrio doctrinario que ayer escenificó en Zaragoza y en Pamplona compartiendo atril con José Ángel Biel y Yolanda Barcina, presidentes del Partido Aragonesista (PAR) y de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Ambas formaciones se presentan en coalición con el PP en estas elecciones. Son, recalcó Rajoy, «los primeros en sumarse al cambio»

Los populares logran con este pacto, además de asegurarse ser la fuerza más votada en Aragón y Navarra, unir bajo su bandera a toda la derecha regionalista con representación parlamentaria. Los beneficios para los populares son claros.

En 2008, el PSOE ganó al PP en Aragón por 70.000 votos -ocho diputados frente a cinco- mientras que el PAR arañó 40.000 votos, pero sin conseguir escaños. El 20 de noviembre, con las fuerzas aliadas, se prevé que el PP dará la vuelta al resultado. Una comparativa que no se puede establecer en el caso navarro, ya que hace cuatro años ya concurrieron juntas ambas formaciones, aunque se distanciaron al final de la legislatura por el acercamiento de UPN a los socialistas.

El candidato del PP enfatizó ante más de 10.000 personas en Zaragoza que esta unión temporal de intereses tiene su base en que «compartimos los mismos objetivos que son los que comparte la gran mayoría de los españoles». En especial el de tomar decisiones para que «en España se pueda crear empleo y para que siga en el euro en primera división, porque eso nos garantiza el bienestar».

Un lenguaje con el que Rajoy pretende llegar al corazón del espectro más amplio del electorado. En un momento llegó a decir que pedía el voto a todo el mundo. «Casi es igual lo que piensen con tal de que piensen una cosa, apoyar a un gobierno fuerte para crear empleo».

Sala de máquinas

Rajoy llegó el ecuador de la campaña con claros signos de desear que se abran las urnas cuanto antes. Hasta que llegue ese momento, su discurso se va plagando de referencias a la política exterior. El líder del PP incidió en sus mítines de Zaragoza y Pamplona, ante unas 2.000 personas, en su convicción de que su triunfo servirá para salvar al euro de las actuales turbulencias.

Teorizó, lo que resulta una novedad en lo que va de campaña, sobre la discusión que existe en Europa ante el poder que han adquirido los mercados. Rajoy calificó este tema de «discusión interesante», sobre todo tras los últimos cambios de gobiernos de Italia y Grecia, y fijó una posición clara: los mercados no han ganado a la política ni se han instalado por encima de la soberanía nacional. Tampoco cree que sea la época de los tecnócratas. «Llega la hora de los buenos gobernantes elegidos a través de las urnas que representan a la soberanía nacional», sentenció. Una receta que, a su juicio, es la que necesitan España y Europa.

Rajoy intenta mostrarse prudente, aunque no siempre lo logra, como por ejemplo al hablar de cómo será su Ejecutivo, aunque aún no ha ganado las elecciones. Sigue sin dar nombres, pero perfiló cómo será su filosofía. «El Gobierno no puede ser un escaparate de figurantes, sino una sala de máquinas con gente competente al frente y que sepa lo que tiene que hacer», remachó.

En el mitin de Pamplona, además, hizo suya una de las banderas de UPN. Se comprometió a que si se reforma la Constitución respaldará la abolición de la disposición que deja abierta la puerta a una integración de Navarra en Euskadi previo referéndum en las dos comunidades.