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Editorial

Tecnócratas al poder

Las medidas políticas excepcionales tomadas en Grecia e Italia deben tener caducidad

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La evolución política de la crisis del Eurogrupo no es tranquilizadora, tanto por el escaso tino de sus mandatarios en la resolución de los problemas cuanto por la irrupción de soluciones tecnocráticas en Italia y en Grecia, que aunque legítimas porque vendrán avaladas por los Parlamentos soberanos, emanan de una paradoja: es finalmente la economía la que se impone a la política cuando debería ser al contrario. Resulta hiriente para la sensibilidad de la ciudadanía europea que un banco como Goldman Sachs, en un informe sobre la situación italiana, haya recomendado un Gobierno de tecnócratas para reducir la prima de riesgo. En Italia, el presidente Napolitano ha optado por formar un gabinete de concentración presidido por el excomisario europeo Mario Monti, en cuyo currículum está el dudoso honor de haber puesto de rodillas a Microsoft por la cuestión de los navegadores. Y en Grecia, fue designado para presidir un Gobierno de unidad nacional Lukás Papademos, exvicepresidente del Banco Central Europeo. Monti y Papademos tienen bastante en común: no han sido elegidos en las urnas, no tienen experiencia en Gobiernos (aunque sí en organismos europeos) y tienen formación académica estadounidense. Es en todo caso dudoso que ambas personalidades sean la panacea de países en graves apuros. Con independencia de cualquier tentación conspirativa, que seguramente sería infundada, hay que reconocer que Berlusconi ha demostrado una gran incapacidad para asimilar la crisis y adoptar las medidas que con toda la razón le eran requeridas. E igualmente, la política griega, responsable de haber mixtificado las estadísticas para ingresar en el Eurogrupo sin cumplir los requisitos, tiene una gran cuota de culpa en la pésima situación del país. Sin embargo, las medidas excepcionales que se están adoptando han de quedar limitadas a sus respectivos ámbitos, al tiempo que debe quedar claro que el futuro de Europa está en manos de sus ciudadanos y no de grupos de presión o de oscuros intereses financieros.