DEMASIADAS DEBILIDADES
Actualizado:Lo más positivo de la declaración de los dos etarras difundida ayer es que supone la confirmación del abandono definitivo del terrorismo, sin que aparezca amenaza alguna de marcha atrás. En el supuesto más negativo desde el punto de vista de ETA, que consiste en un bloqueo de la situación porque el Gobierno no acepte sus requerimientos, los etarras se limitan a pedir paciencia, a predicar la necesidad de presión popular y, en último término, a reclamar iniciativas unilaterales soberanistas.
Lo más peregrino de sus planteamientos es la pretensión de negociar la retirada de las Fuerzas de Seguridad del País Vasco dentro del paquete del desarme de la propia ETA. Los dos encapuchados que actúan como portavoces de la banda tienen la misma falta de conexión con la realidad que mostraba ETA en el verano de 2001 cuando, en un boletín interno, escribió que el IRA no había perdido la guerra y «por tanto no tiene que entregar las armas». «¿El Ejército británico debe decomisar sus armas?» se preguntaba entonces ETA para justificar que el IRA no entregase las suyas. Ocurrió que el IRA comenzó a destruir sus arsenales poco después de que ETA dijera que no lo iba a hacer.
Los etarras, en sus palabras de ayer, pretenden justificar su historia, cuestionan, en cambio, la del PNV y reconocen, incluso, sus conflictos con Batasuna. Se ocupan de negar que la situación actual sea el resultado de los debates habidos en el seno de Batasuna a finales de 2009 y se ponen ellos la medalla diciendo que es el fruto de los 52 años de historia de ETA. Eso sí, después de darle una colleja a Batasuna tienen que bajar la cabeza y reconocer la superioridad política de la izquierda abertzale. Tienen que admitir también el «agotamiento» del terrorismo y que la estrategia del Estado de ilegalizar a su entorno político les condujo al bloqueo y les obligó a adoptar cambios que, en último término les han forzado a renunciar a la violencia. Aunque los etarras lo nieguen, esa es la mayor evidencia de su derrota.
Los encapuchados trazan también un esquema de actuación política basado en su Alternativa Democrática, de abril de 1996, un esquema que fracasó hace más de una década. Las «iniciativas unilaterales» de los soberanistas por la que ahora claman las exigió ETA en julio de 1999 al PNV y a EA. Ambos partidos las rechazaron entonces provocando el final de la tregua.
Llamativa es también la falta de autoridad que refleja la dirección de ETA frente a sus propios presos y a los huidos cuando se compromete a no hacer nada que les afecte sin su aprobación. Históricamente, los jefes de la banda han dado órdenes a unos y otros y éstos se han tenido que resignar a obedecer. ETA ha decidido que los presos no podían solicitar los grados y los reclusos no los solicitaban. Ha decidido si los huidos podían volver o no al País Vasco y los afectados se han resignado a ello. La nueva actitud es reflejo de la debilidad del liderazgo de la cúpula etarra ante su propia gente. Débiles frente al Estado, débiles frente a Batasuna y débiles ante su propia gente.