Buena decisión en Italia

Salvo contratiempos hoy imprevisibles, Italia tendrá muy pronto, tal vez el mismo lunes antes de que abra la Bolsa de Milán, un nuevo primer ministro, Mario Monti. El excomisario europeo fue designado por el presidente Giorgio Napolitano para formar un Gobierno técnico transitorio que aborde los gravísimos problemas del Tesoro, inspire confianza a la comunidad internacional y ponga las bases de la eventual recuperación. Este relevo se da por seguro desde que Silvio Berlusconi, lúcido por la fuerza de las cosas y en una cuesta abajo imparable, ha terminado por abandonar su diseño inicial: dimitir tras la aprobación de un paquete de medidas, seguir al frente del Gobierno en funciones y convocar elecciones anticipadas. Como si el país pudiera permitírselo. Cuando fue claro que 'Il Cavaliere' tenía tal plan, reaccionó con rapidez y gran destreza táctica el presidente de la República, quien sin salirse un milímetro de sus atribuciones, pero sabedor del fuerte respaldo social que recibía, confirmó la dimisión de Berlusconi y su decisión de proponer qué salida era la mejor en un clima de emergencia nacional. Solo entonces se rindió Berlusconi y se confirmó la excelente opción de Monti.