«Existen recuerdos dormidos de La Isla que el tiempo no puede perder»
Julio Molina Font recoge en su 'Historia pequeña de La Isla' la idiosincrasia y peculiaridades de San Fernando a lo largo de las últimas décadas
Actualizado:La historia se pierde. Incluso en aquellos voluminosos libros que recogen datos y fechas, acontecimientos y gestas, se desvirtúa. La razón es que se olvidan de la esencia de lo cotidiano, aquello que da sentido del día a día a toda una época de una sociedad. Precisamente los «recuerdos dormidos» que pretende rescatar Julio Molina Font, que ayer presentó su obra 'La historia pequeña de La Isla de San Fernando', aunque hace semanas que ya se puede comprar en las librerías.
Una nueva obra que responde a un curioso despertar en la ciudad por reclamar su historia, sobre todo su sitio en la historia de España. Es lo bueno que se puede destacar del Bicentenario, la concienciación del isleño con lo que significó la ciudad y la búsqueda del reconocimiento. Otro caso está en la gastronomía convirtiéndose el cocinero Pepe Monforte en uno de sus abanderados con su libro 'Una Isla de Olores y Sabores' en el que se puede encontrar algunas de las recetas típicas de la ciudad. Y es que a pesar de su cercanía con otros municipio de la Bahía, San Fernando cuenta con una abultada lista de peculiaridades que la diferencian del resto de municipios. «Está claro que existen algunas similitudes con el libro que ya dediqué a Cádiz, pero a la vez es totalmente distinto. Porque San Fernando tiene su propio léxico y sus palabras particulares, su juegos infantiles, sus comercios, sus patios de vecinos», expresó Molina Font.
Para descubrir ese sabor añejo de La Isla, el escritor decidió sumergirse en un profundo proceso de investigación y acudir a una de las fuentes que más trazos ofrecen de lo que fue una ciudad: las personas mayores. «Me he entrevistado con muchas personas que me han dado una visión de lo que era San Fernando, además de mis recuerdos. En este libro se pueden encontrar recuerdos dormidos que se despertarán en el lector, al recordar y reconocerse n las vivencias y experiencias que se recogen».
Y también se realizarán grandes descubrimientos, como el origen gastronómico de las bocas de La Isla «cuyo sabor fue difundido por Latinoamérica por dos toreros de la ciudad en el siglo XIX. También se pueden descubrir fórmulas magistrales como la del aceite de Pericó. Una mezcla de aceite de oliva con esta flor que los salineros utilizaban para los cortes debido a su poder cicatrizante».
Lo que también permite el libro es observar la transformación que se ha producido en la ciudad de desde los años 50. Como lo grandes edificio se han adueñado del centro de la ciudad y ha ocultado al Ayuntamiento o la Iglesia Mayor. El cambio industrial con la pérdida de las salinas o del sector naval. Como no la caída de la Armada.
«Era costumbre que antes las personas se distrajeran dando paseos por la calle Real. Desde la Alameda hasta Colón y vuelta para atrás. Estaba la Acera de los Tramposos, enfrente de la Mallorquina, donde acudían la gente la que debía dinero ya que la mayoría de personas en San Fernando caminaba por la otra acera», la conocida como la de los pares que tenía la mayor actividad comercial así como el Sol y las plazas céntricas de La Iglesia, del Rey o la Alameda. Ahora esos paseos vuelven a recuperarse tras la transformación de la vía y su peatonalización.
«El Bicentenario ha servido para recuperar muchas cosas, principalmente el Patrimonio, pero también ha despertado la conciencia de las personas y aquí en San Fernando más que en Cádiz por defender lo que es suyo. ES bueno que cada pueblo defienda su historia sin desprestigiar a los demás». Eso es lo que pretende el nuevo libro de Julio Molina Font.