Gabriela Cañas es actualmente editorialista y articulista de 'El País'. :: LA VOZ
LITERATURA

«Las mujeres no son corruptas porque no están en el poder»

La articulista de 'El País' presenta mañana en Cádiz su primera novela, 'Torres de fuego', un 'thriller' con el incendio del Windsor de fondo Gabriela Cañas Periodista y escritora

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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La periodista Gabriela Cañas ni siquiera vivía en España cuando el emblemático Edificio Windsor de Madrid fue devorado por las llamas de un incendio que, a pesar de ser declarado por el juez como fortuito, tiene todos los visos de haber sido provocado por una mano interesada. Encandilada por el espectacular suceso, la editorialista de 'El País' decidió novelar una historia que, por desgracia, suena a cantinela: corrupción política, fraude económico y crisis sociolaboral. Con 'Torres de fuego' (Roca), además, la que fuera asesora de prensa internacional en La Moncloa traza una mirada sobre la posición de la mujer en los círculos del poder y adelanta: «No somos corruptas porque no estamos en la cúspide». Mañana, la escritora regresa a la ciudad que alumbró sus primeros textos periodísticos para presentar su primer libro publicado. Tiene dos más en el cajón y otro en sus veloces dedos.

-¿Cree que ha sido muy osada al no dejar muy claro donde termina la ficción para dar paso a la realidad?

-Sí, en cierto sentido he sido un poco osada. Pero era una tentación inevitable, lo que parecía ficción, casi fantástico, tenía mucho de realidad. La historia del Edificio Windsor tenía todos los ingredientes para crear un misterio, que no una investigación periodística. Me pareció muy interesante también la época en la que sucedió, una etapa de bonanza económica. En cuanto a los personajes, todos son ficticios, pero pueden ser reales. He trabajado los estereotipos porque me divertía, pero tienen retazos de realidad. Puede servir más de denuncia que un reportaje periodístico real.

-¿Hay machismo hasta en la corrupción? Me refiero a que si es un terreno abonado solo por hombres.

-Sí, no porque las mujeres seamos mejores personas, sino porque no tenemos acceso al poder, así no podemos corrompernos. Lamentablemente es así, creo que en un futuro habrá más paridad (risas).

-Las mujeres de la novelas están más o menos en los círculos del poder, pero no en la cúspide. En este sentido, la más masculinizadas es la ejecutiva asesinada. ¿Es una llamada de atención a esta sociedad cargada de testosterona?

-Hablo de mujeres porque me resulta más natural, al ser yo mujer. Pero, además, se refleja una realidad. He sido honesta, he mostrado nuestras debilidades y cómo hay minorías de mujeres a las que les es muy ajeno el poder porque le resulta muy masculino. La ejecutiva rechaza la etiqueta de ser feminista y las cuotas, prefiere estar donde está por sus méritos. Todo me lleva a denunciar la falta de conciencia ética del mundo en que vivimos y reflejar cómo las mujeres tenemos muchas tonalidades en la escala del negro al blanco. Me gustaría aportar algo nuevo a este respecto ya que tradicionalmente en las novelas negras las mujeres aparecían como sufridoras o como perversas amantes, sin esa escala de grises.

-El incendio del Edificio Windsor de Madrid es uno de los elementos clave de la novela. Usted ni siquiera estaba en España cuando ocurrió, sin embargo, quedó prendada con el accidente. ¿Cree que a estas alturas se le puede llamar así?

-Fue espectacular. Creo que ha sido el incendio más importante sucedido en la capital de España en mucho tiempo. El hecho de que aparecieran dos sombras en la madrugada y de que no hubiese víctimas me ayudó a realizar la ficción, me dio mucha libertad para novelar.

-Insisto, ¿cuál es su opinión sobre el suceso?

-Lo cierto es que un juez dictó que el incendio había sido fortuito, ocasionado por una colilla mal apagada. Pero se pueden hacer otras hipótesis, sobre todo teniendo en cuenta que a las 3 de la madrugada había dos hombres jugándose la vida buscando no se qué en la torre. Me dio pie a hacer la historia y a denunciar los casos de corrupción. A veces con la literatura podemos descubrir muchas más cosas que con la realidad.

-Ese incendio es solo la punta del iceberg. Hay un entramado mucho más oculto y oscuro al que la mayoría de la ciudadanía no tiene acceso...

-El grueso de la novela es verosímil, podría haber ocurrido de verdad. En muchos casos pienso que hasta me he quedado corta, a veces la realidad supera a la ficción. No entiendo cómo puede haber gente con tan pocos escrúpulos que pretenden agenciarse sueldos estratosféricos a costa del engaño. Efectivamente, es la punta del iceberg, porque hay muchas otras historias que son imposibles de conocer. En ese sentido, pienso que es lo único positivo que está teniendo la crisis, de la que dudo que se vaya a salir. Gracias a la crisis estamos conociendo informaciones, datos y hechos que antes no llegaban a la población. Como mínimo, es para indignarse.

'Thriller' político-económico'

-Dice que no tiene confianza en la recuperación, ¿por qué?

-Porque por ahora no he visto una decisión encaminada a acabar en serio con el capitalismo. De momento no veo gesto de preocupación real por el ciudadano. Me ha encantado el ejemplo de la chica estadounidense que se ha plantado contra el Bank of America por cobrar por las tarjetas de débito, me parece muy interesante. Por fortuna, de vez en cuando hay chispas, pero insuficientes para un mar tan tempestuoso.

-El 'thriller' político económico está teniendo mucho tirón, como dice, por la crisis. ¿Es que ya se está harto o es que ya no hay nada que perder?

-Como digo, la realidad es una materia prima importante para cualquier escritor. Yo la verdad es que soy novata en el mundo de las editoriales, pero es cierto que las novelas de intriga están teniendo mucho tirón. Para mí es muy importante entretener al lector, no darles huesos duros de roer, hay que darle más juego. Las novelas negras pueden contar muchas más cosas al margen de quién es el asesino. Entre el principio y ese descubrimiento suceden otras muchas cosas. Por ejemplo, la literatura sueca. Además de tramas en busca de un culpable, se cuenta la decadencia de un sistema, de un país rico al que le tambalean sus valores.

-¿Le ha ayudado a la hora de escribir 'Torres de fuego' el hecho de que sea periodista y de que haya trabajado años en Moncloa?

-No crea que tenemos una información privilegiada por eso. Lo que si me ha servido es para recrear la atmósfera. El haber presenciado reuniones de alto nivel me ha ayudado a atreverme con muchas cosas a la hora de novelar la historia.

-Esta es su tercera novela escrita, pero la primera publicada. ¿Piensa ya en la siguiente?

-La verdad es que los dedos se me escapan. Estoy en algo nuevo que también va por los derroteros de la intriga, quiero algo que entretenga al lector y que me vaya llevando. Cuando escribes una novela es como si estuvieses buceando sola, estás un poco ausente. Vives una segunda vida. La verdad es que me lo paso muy bien y eso intento, entretener a los demás también.