'Il Cavaliere' se despide
Se espera qué hará ahora Berlusconi tras comprobar que ya no dispone de la mayoría en el Parlamento
MADRIDActualizado:Lo sucedido en Italia es, según la vieja definición del siglo de oro español, una silva de varia lección. En efecto, el resultado más aparatoso de la crisis debe ser la probable salida – y el fin de la carrera – de Silvio Berlusconi, pero los últimos días tienen el perfil de una crisis histórica, un cierto fin de ciclo, una decisiva llamada de atención al país, su futuro y su definición.
Berlusconi no insistió mucho en vencer de nuevo y, bien leídas sus pocas declaraciones de ayer, cuando dijo que pasaría lista en el parlamento para identificar a los traidores, dejó abierta la eventualidad de su derrota, aunque prefirió arrostrar el voto del rendiconto (el balance de la ejecución presupuestaria de 2010) convertido de hecho en un voto de confianza. Lo perdió por 308 votos contra 321… Y ahora se espera qué hará tras comprobar que, ya no dispone de la mayoría, algo sin precedentes y que esta vez parece inarreglable.
Dejó entrever que no se opondría a celebrar elecciones anticipadas en primavera… lo que era un ejercicio de estilo, retórico, pues él, al fin y al cabo un financiero, sabía de sobra que no había tiempo para eso y se había extendido rápidamente la preferencia por un gobierno de técnicos cuyo único programa sería el de restaurar la confianza internacional en el país como un deudor capaz de pagar, de seguir pagando, sus deudas astronómicas.
Las cifras del abismo
Como puestos de acuerdo, todos los medios, con argumentos solventes, es verdad, se han puesto de acuerdo estos días para decir, en cuatro palabras, que “Italia no es Grecia” y que conserva un margen de maniobra apreciable y la capacidad de salir de la tormenta. Pero no será fácil. Como lo recuerda hoy Roberto Napoletano en su editorial en “Il Sole 24 Ore” el diario económico de referencia, el Tesoro deberá emitir hasta 173.000 millones de euros en bonos en los próximos seis meses para ir pagando los intereses previos… mientras el ajuste fiscal da sus frutos y vuelve el crecimiento.
El artículo se titula “La confianza del mundo” y su propuesta, sin decirlo expresamente, excluye a Berlusconi como piloto de la proeza y patrocina un gobierno provisional de consenso y de tono puramente económico. No menciona candidatos a presidirlo, pero Mario Monti (un antiguo comisario europeo) y Enrico Letta (un ministro del periodo del Olivo, la coalición de Romano Prodi) tienen muchos boletos en la rifa.
Ambos tienen gran formación económica, espíritu independiente, parecen inmunes a la posibilidad de ser motivados por vía partidaria y necesitarían tal vez un año o algo así para enderezar la situación. Esta fórmula tiene varios precedentes en Italia y, de hecho Lamberto Dini ya se hizo cargo de un ejecutivo provisional tras caer el primer gobierno de Berlusconi, en enero de 1995 en un escenario que parecía ingobernable.
Un sucesor y albacea
Esta misma mañana se presentaba una versión edulcorada del relevo de Berlusconi: no sería un economista independiente, sino su hombre en el partido (“Pueblo de la Libertad”) y ex-ministro de Justicia, Angelino Anfano, el hombre que supo sortear casi todos los problemas judiciales de su jefe y a quién “Il Cavaliere” ungió cuando, un poco por sorpresa, dijo en julio que no se representaría a las elecciones porque estaba ya muy mayor…
¿Un sucesor percibido además como un albacea del acabado Berlusconi? Era demasiado pedir a la oposición sobre todo si se considera que, además, el promotor de la fórmula – un equivalente de “cambiarlo todo para que nada cambie”, al modo lampedusiano – era ni más menos que Humberto Bossi, el fundador y líder de la “Liga Norte”, el experimento del agudo regionalista de perfume separatista del viejo Milanesado, la Lombardía.
La fórmula, evidentemente, no le servía a la oposición que, simultáneamente, decidió – formalmente por patriotismo, para no dejar al país sin gobierno en esta tesitura—concurrir al parlamento pero abstenerse de votar. Técnicamente no había peligro de caída del ejecutivo, que ganaría a la fuerza porque sin votación no sería puesto en minoría… pero el presidente del Consejo debería contar y recontar los votos con los que cuenta. Trescientos dieciséis son la mayoría estricta… luego le faltan ocho pues el gobierno recibió 308… por fin, Silvio Berlusconi en minoría…