Rubalcaba se cobija en González en busca de lustre socialdemócrata
El candidato del PSOE pide a su electorado aún fiel que le ayude a buscar el voto puerta por puerta
VALENCIA.Actualizado:Segundo día de campaña con Felipe González como 'telonero' estrella y aún queda un tercero. Alfredo Pérez Rubalcaba sostiene que el expresidente del Gobierno es un «lujo» para su estrategia porque permite dar visibilidad a un mensaje que tiene difícil penetración en un electorado desmotivado e incluso defraudado con el PSOE de hoy. «Cuando hay una crisis -arguyó el candidato en Valencia- la gente elige valores». Y, a sus ojos, 'Felipe' es la encarnación de la socialdemocracia.
Que el veterano dirigente sigue teniendo tirón entre un determinado electorado es un hecho incontestable. Los estrategas socialistas han decidido utilizarlo como reclamo en los actos previstos en grandes aforos -Sevilla, Valencia y Zaragoza- y hasta ahora el resultado ha sido un lleno hasta la bandera. Más de 10.000 personas abarrotaron el polideportivo 'Fonteta Sant Lluis', en un territorio francamente hostil para los socialistas.
El último CIS vaticina que, a pesar de 'Gürtel' y del 'caso de los trajes', que apartó este verano del Gobierno al expresidente Francisco Camps, los populares reforzarán su mayoría en las urnas.
Pero, más allá de que González sirva como reclamo físico, Rubalcaba lo quiere a su lado porque cree que es capaz de activar un sentimiento de pertenencia entre los suyos como nadie más en el partido. Y el precio de que le acusen de volver al pasado, como hizo el sábado Mariano Rajoy, le compensa de largo.
«Es que nos permite conectar con nuestra historia», defendió ante el enardecido público valenciano. Eso se traduce en algo que no es menor en los tiempos que corren. Porque si una idea ha calado entre los votantes progresistas es que tanto da votar a unos o a otros, si los dos han demostrado ser capaces de meterla tijera en el gasto social. Y al aspirante a la presidencia del Gobierno se esfuerza en marcar la diferencia. «Nosotros los socialistas somos los que extendimos la educación hasta los 16 años, los que creamos el sistema sanitario y las pensiones no contributivas; el Estado del bienestar en España tiene nombre y apellidos: Partido Socialista Obrero Español», defendió Rubalcaba.
Solo dos opciones
También insistió en que todos esos logros tuvo que llevarlos a cabo el PSOE en solitario porque «la derecha no los aprobó». Y aseguró que la disyuntiva entre los dos modelos de sociedad que eso implica sigue vigente. «Se nos abren dos caminos, no tres ni cuatro, solo dos: o salimos de la crisis sin dejar a nadie atrás o a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga».
Es clave para los socialistas polarizar la campaña, que todo el mundo tenga claro que Rubalcaba es la única alternativa real a un Gobierno de derechas con poder cuasi absoluto. Aunque según las encuestas, el miedo a los conservadores ha dejado de ser un arma de propaganda efectiva.
Las cosas están difíciles, con o sin ayuda de Felipe González, y el candidato socialista lo sabe. De hecho, solicitó a todos los asistentes que asuman ellos también el compromiso de combatir la desidia y que se afanen por sacudir la conciencia de ese elevado número de indecisos que se detectan en los sondeos, más de un 30% de los españoles con derecho a voto.
«Este es el momento de dar la cara -conminó-; no esperéis que la gente que está en casa venga a nosotros, que no va a venir, que tenemos que ir nosotros a explicárselo, a decir 'esto hemos hecho, esto lo podríamos haber hecho de otra manera y esto haremos». «Dad la cara y veréis cómo cambian las encuestas», pronosticó.
Cuanto menos, los socialistas se pueden congratular de que la presencia de González en los mítines -con el añadido incendiario, el sábado, de Alfonso Guerra en Sevilla- sirve para generar algo de tensión, siempre necesaria en este tipo de contiendas. Rubalcaba por sí solo no basta; entre otras cosas, porque ha optado por imprimir a sus discursos un tono doctrinal, por centrarse en la explicación y no en el latigazo.
Sus 'mayores' demostraron ya que son capaces de dejar a un lado sus remilgos. Lo hicieron en la histórica comparecencia conjunta en el velódromo de Dos Hermanas al insinuar que el PP trató de retrasar el fin de ETA para que no llegara en víspera electoral y fuera asumido como un éxito del Ejecutivo socialista. «A veces uno levanta la voz y la caverna se pone furiosa; hay que ver cómo se pone -ironizó González-; yo estoy aquí porque donde quiera que me han llamado he ido, pero en esta campaña lo hago con más ganas porque tenemos el mejor candidato y el mejor proyecto para el país». Rubalcaba, en su silla, sonreía encantado.