Rajoy y Rubalcaba se miden en un debate devaluado por la ventaja del PP
El socialista busca aflorar la ambigüedad del oponente y el popular, dar imagen de presidente 'in péctore', sin arriesgar
MADRID.Actualizado:Es el momento cumbre de la campaña, o eso se espera. Los candidatos llegan hoy al debate en circunstancias muy distintas. Mariano Rajoy se presenta subido en la cresta de la ola de unas encuestas que apuntan a una victoria más que rotunda del PP. Alfredo Pérez Rubalcaba acude sumido en las profundidades de una tormenta demoscópica que vaticina una gran derrota.
Las estrategias, por tanto, serán diferentes. El líder de los populares pretende que el cara a cara deje las cosas como están, que el movimiento de votos sea mínimo, y si el resultado puede ser nulo, mejor. Todo lo que sea atonía y aburrimiento favorece sus expectativas. «Que se aburran las ovejas», comentó uno de sus colaboradores. El aspirante socialista busca lo contrario, quiere un duelo dinámico, que saque del letargo o de la disconformidad a los millones de votantes socialistas que han huido a otros partidos o han optado por la abstención. En definitiva, el PSOE espera que pase mucho y el PP confía en que no pase nada.
Rubalcaba ha depositado en el debate sus esperanzas de lograr una más que difícil remontada. Cree, y así lo repite su equipo, que es mejor dialéctico que su rival, y fía a esa cualidad la posibilidad de remecer las conciencias del 30% largo, uno de cada tres ciudadanos, que aún no ha decidido su voto. En esa bolsa de indecisos son mayoría los simpatizantes del PSOE. El socialista no será agresivo, como se podría pensar a priori, optará por la pedagogía, por detallar sus propuestas y poner de manifiesto que él no es lo mismo que Rajoy. Se trata, resumen en su entorno, de poner en evidencia la ambigüedad en la que se mueve Rajoy para ocultar su programa.
El candidato popular, apuntan en su equipo, hará lo posible por evitar el cuerpo a cuerpo y el cruce de ofertas que conduzca a un terreno resbaladizo. Las encuestas recogen que los ciudadanos ven en Rajoy a un político conocedor de los problemas del país y mejor preparado en casi todos los aspectos que Rubalcaba para hacerles frente. Ése será su principal baza, demostrar que es el estadista adecuado, el presidente del Gobierno 'in pectore' para estos momentos de crisis. Aunque algunos en el PP no descartan que saque algún as de la manga, son más los que apuestan por un debate previsible.
Elecciones lejos
Todo lo contrario que hace tres años, cuando tuvo que arriesgar porque entonces él iba por detrás en los sondeos. Los papeles ahora están invertidos, pero con una significativa diferencia, la ventaja que tiene Rajoy sobre el candidato del PSOE más que duplica la que le llevaba Zapatero. Los socialistas son conscientes y, aunque se resisten, no tienen más remedio que aceptar que la diferencia es tal que limarla en un debate es más deseo que posibilidad.
Los cara a cara electorales, además, ni desplazan ni decantan un alto porcentaje de votos, al menos eso sostienen todos los estudios especializados. Los cálculos sitúan entre el 1% y el 5% los sufragios que se deciden en estas confrontaciones.
Hay otro elemento adicional que juega en contra de la influencia del debate entre el electorado, la lejanía de las elecciones. Se va a celebrar cuando faltan 13 días para las votaciones, un tiempo más que suficiente para que se diluyan sus efectos o para que si alguno de los dos protagonistas comete un error se rehaga en los días siguientes. Incluso la resaca que traen los debates se habrá convertido en un inapreciable recuerdo allá por el 20 de noviembre.
Los expertos precisan, no obstante, que también tiene aspectos positivos para la campaña del vencedor, siempre que lo haya, y es que puede marcar la agenda hasta el día de las elecciones. Si, por lo que fuere, se suscitase una controversia intensa sobre un determinado aspecto ese asunto puede determinar el discurso electoral de los candidatos.
Sin 'sparring'
En España es breve la historia de los debates entre los candidatos a la Presidencia. Comenzó en 1993, y hubo que esperar 15 años para repetir la experiencia. Pero en ambos casos hubo doble vuelta. En esta ocasión solo habrá uno. El PP, reconocen fuentes de los dos partidos, planteó de entrada celebrar un duelo único y que no fuera en TVE. El PSOE aceptó. El por qué de la concesión tiene mucho que ver con el posibilismo. «Me olí la tostada, o uno o ninguno», comentó hace unos días el candidato socialista a modo de explicación. Rubalcaba, afirman fuentes cercanas al exvicepresidente, prefirió aceptar las condiciones del PP y no correr el riesgo de quedarse sin posibilidad de medirse con Rajoy. «Mejor uno que ninguno», insisten en el cuartel general socialista.
Los populares no dan por buena esta versión. Admiten que se vieron sorprendidos por la facilidad con que el negociador del PSOE, Óscar López, aceptó sus planteamientos, pero aseguran que Rajoy no hubiera rechazado debatir más de una vez. Aunque también reconocen que para los intereses de su líder es mejor uno que dos. Tiene «poco que ganar» con estos pulsos y si hubiese aceptado más el riesgo de perder habría aumentado, subrayan fuentes del PP.
El caso es que solo habrá un cara a cara y ambos candidatos lo han preparado de forma concienzuda. Rubalcaba lleva días concentrado en ello, con especial dedicación desde el viernes. No tiene 'sparring', pero ha mantenido varias y largas reuniones con su equipo de campaña, Elena Valenciano, Antonio Hernando y López, en las que han analizado informes y documentos. Ha contado con la colaboración del ministro Valeriano Gómez, el profesor de Economía Antonio Mulas, la exsecretaria general de Infraestructuras Inmaculada Rodríguez-Piñero, el economista Pedro Sánchez, el asesor Ignacio Varela y expertos de la fundación Ideas. Ayer se recluyó en casa y hoy se desplazará a la sede madrileña de Ferraz.
Rajoy ha hecho lo propio. El viernes tuvo un mitin en Toledo y a continuación se recluyó en su casa y solo salió para un acto sabatino en Leganés. A continuación se fue a su despacho en la sede del PP, donde trabajó con el equipo parlamentario de Soraya Sáenz de Santamaría, Álvaro Nadal y José Luis Ayllón. Ayer suspendió todo y se encerró en su casa con el gabinete de presidencia del partido que dirige Jorge Moragas. Hoy, hasta que llegue la hora del duelo, continuará con la preparación, en la que también ha colaborado su asesor personal Pedro Arriola. Tampoco ha utilizado un 'sparring' que haga las veces de Rubalcaba.